“Algo iba a suceder.
La señora K esperaba.
Miraba el cielo azul de Marte, como si en
cualquier momento pudiera encogerse, contraerse, y arrojar sobre la arena algo
resplandeciente y maravilloso.
Nada ocurría.”
“Afuera, brillaba el inmenso cielo azul de Marte, caluroso y tranquilo como
las aguas cálidas y profundas de un océano. El desierto marciano se tostaba
como una prehistórica vasija de barro. El calor crecía en temblorosas oleadas.
Un cohete pequeño yacía en la cima de una colina próxima y las huellas de unas
pisadas unían la puerta del cohete con la casa de piedra.”
Como podemos ver el
descubrimiento científico relatado en el titular de la crónica periodística
del verano de 1976, ya había sido relatado por otras crónicas casi treinta años
antes.
Sin embargo…
“El descubrimiento de que el cielo de Marte era rosa, en lugar de azul,
se hizo después de un minucioso análisis de la mezcla de colores de las imágenes
transmitidas en rojo, verde y azul desde el «Vikingo I». Un ligero error en el
encaje de las imágenes fue el responsable de que apareciera un poco natural
tinte azulado en la foto formada finalmente.”
Que traiga estos
titulares de hace 36 años no es debido a que yo tenga una excepcional memoria
(que, ejem, también), sino a que lo que quedó fijado en mi memoria fue el error
de interpretación de los datos recibidos de la nave Vikingo I, y,
consiguientemente, las dudas que se me generaron respecto de las ciencias
experimentales cuando el experimento resulta poco… accesible, digamos.
Dudas que me inclinan a…
seguir con la novela.
Créditos:
Antetítulo, título y subtítulo
de la crónica publicada en ABC el 22 de julio de 1976, tomados de la hemeroteca
en internet del periódico.
Antetítulo, título y subtítulo,
y extracto, de la crónica publicada en ABC el 23 de julio de 1976, tomados de
la hemeroteca en internet del periódico.
Extractos de los relatos Ylla y Los hombres de la Tierra, de Crónicas marcianas, de Ray Bradbury, según la traducción de Francisco Abelenda,
publicada por Minotauro, como octava reimpresión, en 1985 (pp. 17 y 35).
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