Según una tradición poética
que leí hace ya muchos años, el romero, que florece en invierno, lo hace con
flores amoratadas en recuerdo del color de las manos de la Virgen María
consecuencia del frío del agua mientras lavaba y tendía, precisamente, sobre ramas
de matas de romero cercanas.
Actividad que ha quedado
claramente documentada en la tradición musical española.
Y el caso es que algo de cierto
debe de haber en ello, pues estos pasados días ninguno de los numerosos juntaletras
(que, por otro nombre, se hacen llamar ‘periodistas’) que pueblan el solar
patrio, ha hecho la menor referencia a que en el reciente libro de Joseph
Ratzinger, escrito y publicado siendo ya Papa Benedicto XVI, se dijera nada en
contra del romero, el color de su flor, y las actividades de la Virgen María
como lavandera de pañales a la orilla de un río, cuyo nombre se desconoce.
Curiosamente, salvan la
cara los medios que primero publicaron (o prepararon la noticia), en la víspera de que el libro se pusiera a la
venta. Así, el día 20, tanto InfoCatólica
como ABC destacaban en sus titulares
el carácter histórico de los Evangelios, mientras que El Mundo se nos escapaba al espacio, y titulaba “Y el Papa dijo: la estrella de Belén era una
supernova”, quitando, eso sí, el “probablemente”
que sí figura apenas iniciado el cuerpo del artículo, supongo que para no
estropear un titular tan ‘bonito’.
Pero al día siguiente,
con el libro ya en las librerías, quienes se hicieron eco de la noticia se
limitaron a trasladar lo que ya decían las agencias de noticias, destacando en
titulares lo del buey y el asno, como hicieron La Gaceta y Libertad Digital.
Al menos, en este último caso, al final, por vergüenza torera o similar,
supongo, decidieron cambiar el titular de la noticia, aunque, claro, tenían
que mantener la dirección de internet de la misma, mostrando cuál había sido la
primera intención (que es la que vale).
Y lo bueno del caso es
que en el libro no se dice que no hubiera, sino que no se mencionan en los
Evangelios. O sea, que se trata de una polémica falsa, inventada por la prensa.
La conclusión que yo saco
de esto es la habitual en estos casos: si algo tan fácil de comprobar (por no
decir de aquellas informaciones de las que se tiene conocimiento directo), se
publica tan mal, ¿qué se puede pensar de las grandes noticias, más difíciles de
comprobar?
Actualización:
Este pasado domingo, Alawen ha dado una lección de pundonor a
todos esos plumillas, transcribiendo un párrafo del libro, cosa que podían
haber hecho ellos mismos desde el primer día, con lo que se deja claro el gran
problema de una enorme mayoría del periodismo patrio: la desinformación, propia
y generada (ésta, intencionada; la primera, ya no diría que no).
Actualización 2:
Hay momentos en que uno
no sabe si lo que falta es capacidad de reacción, o, directamente, convicción. En
la Catedral de Valencia han decidido alimentar la polémica, eso sí, en un tono “irónico”.
“El buey está detrás y ni se le ve”. Y yo me pregunto: entonces,
¿para qué el esfuerzo en hacer y colocar la figura del buey?
Créditos:
Foografía de un romero en
flor, en el Jardín del Turia, en Valencia, en enero de 2007, del autor.
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