“Hace dos años, durante la segunda quincena de agosto, con dolor e
inquietud, con fatiga, tanto física como espiritual, arrodillado ante altares
improvisados, sostenido por los medios intelectuales y por los artistas,
llevado por un impulso patriótico de los obreros, nacía Solidaridad.
Recordemos vivamente esos instantes; el 31 de
agosto, delante del portal de las fábricas de acero de Varsovia, la gente se
reunió para participar en la celebración de la misa con los obreros siderúrgicos
en huelga. Era domingo. Entonces, cuando luchábamos, recurrimos a Dios para
obtener el restablecimiento de la dignidad de los trabajadores, porque todos
sabíamos que la victoria de una causa justa no se puede obtener sin Dios.
¡Hoy, en el segundo aniversario del impulso patriótico
de la sociedad polaca –y no es el primer impulso de este género– qué podemos
decir! ¿Qué podemos decir hoy, después de que los acuerdos de Gdansk y Silesia
han sido quebrantados de manera violenta y dolorosa, en una noche de diciembre
del año pasado? Se ha dado un golpe, se ha abierto una herida, una herida que
todavía sangra. No un golpe mortal, prque es imposible herir de muerte una idea
inmortal. Es imposible matar la esperanza. Y Solidaridad era y continúa siendo la
esperanza de millones de polacos. Es imposible matar la esperanza de millones
de polacos. Una esperanza tanto más fuerte, cuanto más cerca está de Dios por
la oración.”
Poco más de un mes después
de esta homilia, el Parlamento polaco establecía una nueva legalidad para los
sindicatos obreros cuyo único resultado práctico fue la ilegalización de
Solidaridad.
Para hoy se había
convocado una huelga general en España. Los convocantes, principalmente, han
sido los sindicatos U.G.T. y CC.OO. La ideología de los mismos es, básicamente,
la social-comunista, que muestran claramente cuando hacen sus propios actos (es
decir, cuando no tienen que atraer a nadie ajeno a ellos), momentos en los que
ondean banderas rojas (algunas, incluso con la hoz y el martillo en amarillo),
y cantan la Internacional.
Esa misma ideología que,
en Polonia, se reafirmó en el poder totalitario mediante un auto-golpe de
estado en diciembre de 1981, y que, en octubre de 1982 prohibió un sindicato
porque defendía derechos de los obreros en vez de obedecer las consignas del
poder.
La misma ideología que
acabó asesinando en octubre de 1984 al sacerdote que denunciaba estos crímenes.
Créditos:
Extracto de la homilía predicada por el
sacerdote Jerzy Popieluszko, en la ‘misa por la Patria’ de agosto de 1982, según
la traducción de Basili Girbau, tomado de Sermones
en Varsovia, recopilación de homilías, textos litúrgicos y otros textos, de
las ‘misas por la Patria’ oficiadas por el sacerdote Jerzy Popieluszko entre
febrero de 1982 y septiembre de 1984, editado por Arín en octubre de 1985 (pp.
64-65).
No hay comentarios:
Publicar un comentario