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Una escena literaria que recuerdo sobre tal pacto se encuentra en Ha estallado la paz, de José María Gironella. Dicha escena muestra la extrañeza y confusión que causó en la España de la inmediata posguerra (agosto del mismísimo 1939, Año de la Victoria), personificada en la familia Alvear (y en concreto en la madre), el conocimiento de la alianza entre Hitler y Stalin, cuando hasta hacía escasamente medio año antes habían dado evidentes muestras de, digamos, desafecto, a través de sus apoyos en un caso, y sus peones y títeres en el otro, aquí, en España.
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En la contraportada del libro se dice: “Max Gallo se ha inspirado en la vida de Margarete Buber-Neumann, la dirigente comunista alemana que, perseguida y recluida en Siberia por Stalin, entregada a Hitler e internada en Ravensbrück tras el pacto germano-soviético, se convirtió después de la Segunda Guerra Mundial en una de las principales voces en contra del totalitarismo nazi y comunista, después de descubrir –y padecerlo en su propia carne– que debajo de las utopías y las esperanzas de cambio juveniles se hallaban agazapados el terror y la barbarie”.
Fuera de las referencias literarias, el Pacto de los Asesinos fue recordado, intencionadamente, bajo el título “¿Cuándo arrancan las tragedias?”en la Tercera de ABC por Hermann Tertsch con motivo del septuagésimo aniversario de la ‘fecha oficial’ del inicio de la Segunda Guerra Mundial:
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Tertsch recuerda también otro aspecto que es olvidado general e intencionadamente:
“La segunda [guerra mundial] estuvo dominada por unas ideologías totalitarias surgidas durante la falsaria Paz de Versalles. Mientras las democracias fracasaban estrepitosamente. La otra diferencia, no menor, [y por eso mismo] está en que la primera habría sido evitable y la segunda no.”
Por desgracia, “el terror y la barbarie” no parece tener una identificación unívoca, clara e indubitada, y sobre el fracaso de las democracias…
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“La réplica socialista sostuvo que su grupo y su partido aprueban todas las resoluciones de Naciones Unidas de condena de los crímenes del estalinismo... pero, también se escudaron en las diferente interpretaciones que se dan sobre los hechos y que dividen drásticamente a rusos y ucranios aún en la actualidad.”
El caso es que finalmente, como era de prever, el mundo no resultó lo suficientemente grande para estos dos genocidas, y acabaron enfrentándose: tal día como hoy, pero de 1941, se inició la Operación Barbarroja, invadiendo Alemania la zona polaca bajo ocupación soviética, ante el desconcierto de Stalin (quien, según leí no sé dónde, estaba en esas fechas preparando justo lo contrario).
Tras la guerra, vencido uno de los genocidas, las democracias volvieron a fallar, y dejaron tranquilo (¡y con buena imagen pública!) al otro.
Créditos:
Fotografía del Pacto Molotov-Ribbentrop tomada de la Wikipedia.
Portada y transcripción de la contraportada, de El pacto de los asesinos, de Max Gallo, editado por alianza Editorial, en 2009, con traducción de Wenceslao-Carlos Lozano.
Fotografía de Adolf Hitler tomada de la Wikipedia ["This image was provided to Wikimedia Commons by the German Federal Archive (Deutsches Bundesarchiv) as part of a cooperation project. The German Federal Archive guarantees an authentic representation only using the originals (negative and/or positive"]
Fotografía de Stalin tomada de Libertad Digital.
Hoy, en Europa, volvemos a tener a muchos Chamberlain por ahí sueltos...
ResponderEliminarUn saludo
Y, sin embargo, muy pocos Churchill, Guido. En realidad..., ¿queda alguno?
ResponderEliminarAcabo de terminar un librito de César Vidal: "Mentiras de la historia de uso común", que recomiendo fervientemente. El planeta, en vez de llamarse Tierra, debería llamarse Mentira. Vivimos en un enorme basurero lleno de embustes (procedentes, sobre todo, del mundo progresista.
Saludos.
Ahora mismo, no se me ocurre ninguno. Sólo veo mediocridad por todas partes...Yo, me conformaría con una Golda Meir.
ResponderEliminarSaludos
¿"Conformarías", Guido? ¿Sólo te conformarías? Habría que salir a celebrarlo en la calle si tuviéramos una como ella. Si acabará teniendo razón Bate cuando dice que al final... sólo nos quedará Israel.
ResponderEliminarAh, por cierto, Posodo, que antes me olvidé (sorry): gracias por enlace ;-)
Bueno, en todo caso, iremos recordándlos para ver si conseguimos que cuaje su impronta.
ResponderEliminarGracias a todos, además de por las visitas y comentarios, por darme pie a nuevas anotaciones.