Las celebraciones de este año de la Noche de San Juan se han visto marcadas por la tragedia sucedida en Castelldefels.
Esta tarde me ha costado más de una hora conseguir aparcar en una zona de Valencia, periodo de tiempo en el que he podido escuchar, íntegra, la tertulia de En casa de Herrero, en ((esRadio, en la que se han vertido diversas opiniones sobre el accidente.
Mientras daba vueltas y más vueltas, he tenido que frenar en numerosas ocasiones porque por la calzada andaban personas. Dichas personas no eran niños celebrando el final del curso, ni jóvenes prontos a la reacción; no, se trataba de ancianos, que apenas podían andar, y que ni siquiera estaban cruzando por donde no debían (que también): no, circulaban, directa e inconscientemente, por la calzada, a menos de dos metros de la acera correspondiente, pero que, tal vez, les resultaba más incómoda.
Con este ejemplo, creo que ya he manifestado mi opinión sobre lo sucedido anoche. Ahora, hablemos de los comentarios.
A nadie, ni en esa hora de tertulia, ni en el resto del día, ni en comentarios en el trabajo, a nadie, repito, le he oído el menor recuerdo sobre cómo se encontrará el maquinista del tren, quien, él sí, hacía lo que tenía que hacer,… y sin ninguna culpa, se ha encontrado con una docena de muertes cargando sobre él para toda su vida.
Créditos:
Fotografía tomada en la Estación del Norte de Valencia, el 20 de marzo de 2009, por el autor.
Esta tarde me ha costado más de una hora conseguir aparcar en una zona de Valencia, periodo de tiempo en el que he podido escuchar, íntegra, la tertulia de En casa de Herrero, en ((esRadio, en la que se han vertido diversas opiniones sobre el accidente.
Mientras daba vueltas y más vueltas, he tenido que frenar en numerosas ocasiones porque por la calzada andaban personas. Dichas personas no eran niños celebrando el final del curso, ni jóvenes prontos a la reacción; no, se trataba de ancianos, que apenas podían andar, y que ni siquiera estaban cruzando por donde no debían (que también): no, circulaban, directa e inconscientemente, por la calzada, a menos de dos metros de la acera correspondiente, pero que, tal vez, les resultaba más incómoda.
Con este ejemplo, creo que ya he manifestado mi opinión sobre lo sucedido anoche. Ahora, hablemos de los comentarios.
A nadie, ni en esa hora de tertulia, ni en el resto del día, ni en comentarios en el trabajo, a nadie, repito, le he oído el menor recuerdo sobre cómo se encontrará el maquinista del tren, quien, él sí, hacía lo que tenía que hacer,… y sin ninguna culpa, se ha encontrado con una docena de muertes cargando sobre él para toda su vida.
Créditos:
Fotografía tomada en la Estación del Norte de Valencia, el 20 de marzo de 2009, por el autor.
Una cosa que no entiendo es cómo si se había remodelado hace unos meses la estación no se puso una valla separando las dos vías, de modo que fuera imposible cruzarlas. Eso dificulta la limpieza de las mismas pero aumenta la seguridad, sobre todo cuando ya había habido accidentes de menor gravedad en dicha estación.
ResponderEliminarY otra es que un tren como el Euromed no lo notas llegar. Hace unos años tuve la experiencia de trabajar junto a las vías del Euromed y se nos plantó al lado sin enterarnos. Menos mal que estábamos lo suficiente lejos de la vía para que no nos succionara a su paso.
Yo tampoco he oído nada sobre lo que estará pasando el pobre maquinista. No es culpable de nada porque, como bien dices, era el único que hacía lo que tenía que hacer. Sin embargo, se le pasó el control de alcoholemia y no se dijo más de él. Pobre hombre, vivir toda la vida con eso..., a pesar de que no hacía sino su trabajo.
ResponderEliminarPor otro lado, la idea de Caragüevo es lógica, vista la sociedad en la que vivimos: si la gente no respeta las normas, habrá que hacérselas respetar, aunque sea vallándolos como al ganado.
Sin embargo..., yo creo que ese no es el camino: estos últimos días de curso he tenido muchas reuniones de organización en mi colegio para el próximo curso. Una de las cuestiones tratadas es que los chicos suelen saltarse las normas a la torera si no hay cinco pares de ojos vigilándolos. La solución que se proponía era: pues que sean diez pares de ojos. Una compañera y yo disentíamos: la gente no tiene que hacer las cosas porque la estén vigilando. Tiene que aprender a hacerlas porque es necesario y bueno para todos. Los chicos de hoy en día no son autónomos. Sólo funcionan correctamente si anda algún profesor detrás marcando el paso (ya sea académicamente, ya disciplinariamente). Así no vamos a ninguna parte, creo yo.
En fin...
Saludos a ambos.
Infernales tardes amigos; Caraguevo, me juego lo que no tengo, que saltarian la valla.
ResponderEliminarEl problema de nuestra juventud es que cada vez más
se están convirtiendo en una masa amorfa al que suele dirigir sus pasos el machoalfa que guia la manada. Así sucede en paises como Indonesia, Filipinas, etc.
El primer signo de lo que quiero decir (perdón por mi poca lucidez, estoy derretido)fue la aparición del botellón.
Saludos, me vuelvo a la ducha.
Hace unos días venía en prensa que los conductores de la EMT de Valencia se quejaban de que tenían que cruzar las vías del tren porque por las escaleras y rampas de paso daban mucha vuelta.
ResponderEliminarSobre la rotura de la valla, yo he visto cómo la gente rompía los bloques de hormigón de barrera en calles cortadas al tráfico, para poder pasar con el coche y aparcar, o sea que con tal de ahorrarse unos pasos, sí me creo que rompan la valla,... y luego exigan que se repare, o que le pongan una puerta para pasar.
Gracias a todos.