miércoles, 30 de septiembre de 2009

El voto, doblado

Hace algo más de dos años (en concreto, el 12 de mayo de 2007), durante la campaña electoral a los Ayuntamientos (y también en algunas autonomías), tuvimos la desgracia de tener que leer un titular como éste: “Rajoy se solidariza con las concejales del PP agredidas e insultadas cuando pegaban carteles en Bilbao” (Naturalmente, no lo digo porque Rajoy se solidarizara, sino por los salvajes agresores).

Las muchachas en cuestión eran Virginia Arroyo (candidata en Ermua), y Nerea Alzola (concejala y candidata en Sondica).

De la primera de ellas no sé en estos momentos más, pero la segunda está “peleona”, y no sólo con los terroristas y asimilados.

Además de seguir mostrando su apoyo y respaldo a María San Gil (por ejemplo), está plantando batalla en relación con el Congreso Provincial del Partido Popular en Vizcaya. Su candidatura ha sido rechazada, y según le oí el martes en la tertulia de Luis Herrero, sigue sin noticias acerca de su recurso.

Esta cuestión de las candidaturas, tan formales, tan protocolarias, me ha traído a la memoria algo que vi en la Exposición organizada en recuerdo de la Exposición Regional de 1909, en Valencia.

En unos paneles se mostraban las portadas de los periódicos locales con motivo de la Exposición de 1909. Lo que quiero traer a colación no son, lógicamente, esos titulares, sino una noticia que figuraba en la portada de El Mercantil Valenciano, quien se subtitulaba como “Diario político independiente, literario, comercial y de anuncios”.

La noticia es del 2 de mayo de 1909, y es la que se recoge en el detalle de una foto, que se acompaña, y se titula: “Las elecciones de hoy”.

Puede leerse, sin mayores problemas, lo siguiente:
Como con arreglo á la ley el voto es obligatorio, publicamos la relación de las candidaturas proclamadas, debiendo advertir que el elector puede votar á quienquiera, aunque no figure en la lista de candidatos proclamados.
Lo único que la ley exige al elector es que la papeleta sea de papel blanco y que la entregue doblada al presidente.


Un día después del rechazo de la candidatura, oíamos y leíamos: “Ya ha pasado el tiempo de hablar de acosos contra el PP”. Cuando tal vez, la frase correcta vaya a acabar siendo “Ya ha pasado el tiempo de (…) el PP”.

Uno podría pensar en la deficiente democracia que existía en España en 1909, y tras leer esto,…
… recordamos el subtítulo del periódico: “… y de anuncios”. Y aunque esté claro que no era éste el significado, resulta premonitorio (con un siglo de antelación) el encabezamiento de un anuncio situado justo debajo de la noticia,… y puedo asegurar que el encuadre de la foto original ha sido pura casualidad.

?

Aclaración: El signo de cierre de interrogación se emplea en ajedrez para comentar una jugada como dudosa o, incluso mala.

Hace unos días, en una anotación sobre ajedrez, finalizaba diciendo: “Y si este rey no se queda ahogado, me desplazaré a lo largo del tablero para verlos”, en relación con el evento “Valencia. Cuna del ajedrez moderno”, y especialmente, con las partidas que jugarían Karpov y Kasparov.

Realicé la inscripción durante el fin de semana, debiendo recoger las entradas el lunes 21, es decir, el mismo día en que empezaba el evento.

Pues bien, durante la mañana no pude “escaparme” para ir a recoger las entradas, así que tuve que intentarlo por la tarde:
Me acerqué por la zona donde se iba a realizar, esa tarde, las partidas simultáneas, en el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe, en la Ciudad de las Artes y las Ciencias, con el resultado de que no aprecié ninguna instalación que estuviera ya preparada al efecto.
Me acerqué a las oficinas del evento, embebidas en las oficinas de la Fundación Deportiva Municipal, de aquí de Valencia (acabé yendo en taxi, dado que el autobús se tomaba su tiempo en aparecer –de hecho, no fui el único en tomar esa decisión), con el resultado de que acababan de cerrar, se supone que para asistir a la inauguración del evento.

Cero al cociente, se baja la cifra del día siguiente:
Me acerqué (esta vez sí conseguí escaparme, aunque al final de la mañana) a las oficinas del evento, con el resultado de que acababan de cerrar, esta vez para ir a comer.
Me acerqué, ya definitivamente, y sin comer, al Palau de les Arts Reina Sofía, donde tendría lugar las ponencias y después las partidas, con el resultado de que… esta vez sí.

En resumen, creo que en esta partida, como ya nos ilustró en su día Mafalda, procedía una contundente “defensa siciliana”.

Desconociendo el Perdón

Sobre estas horas del anochecer, finalizaba hace dos días la festividad del Yom Kipur, o Día de la Expiación o del Perdón.

A pesar de la Historia (o precisamente por eso), en España, en general, se carece de un conocimiento del judaísmo como religión, de la cultura que sustenta, y, en este caso en particular, de las festividades.

Por ello, los de edad similar a la mía o superior, conocerán el Yom Kipur sólo como el nombre de una de las guerras árabe-israelíes, en concreto, de la cuarta guerra, que se inició con el ataque combinado desde Egipto y Siria sobre las posiciones del alto el fuego de la guerra anterior (Guerra de los Seis Días), en el Sinaí (Canal de Suez) y en los Altos del Golán, precisamente en la tarde del día del Yom Kipur, que en ese año de 1973, fue el 6 de octubre.

Se trata del día más sagrado del año, y en concreto es el décimo día del séptimo mes del año eclesiástico, por nombre Tishrei. Este mes, por el contrario, es el que marca el inicio del año civil, pero no es cuestión de discutir sobre en qué día vivimos.

Este día, pero del año 2449 en el calendario hebreo (es decir, 1313 a.C. en el occidental), fue cuando Dios entregó a Moisés las Tablas de la Ley por segunda vez (las primeras Tablas, recordemos, las estampó Moisés contra el suelo del Sinaí llevado por un arrebato de ira al ver el Becerro de Oro).

Esta segunda entrega de las Tablas, como muestra del perdón de Dios, es lo que se conmemora en este día del Yom Kipur.

En Valencia existe un grupo judío La Javurá, que organizó diversos actos con motivo de la X Jornada Europea de la Cultura Judía (sobre la que aún no he hablado), y que estos pasados días ha realizado diversas celebraciones, como el comentado inicio del año civil, día en que me acerqué un momento para felicitarles, obteniendo en compensación, el pequeño detalle de unos pastelitos, que desde aquí, agradezco,... y que estaban muy buenos.

martes, 29 de septiembre de 2009

Tres que son siete

Hoy se celebra la festividad de los Santos Arcángeles.

Cada uno de ellos, tenía una función principal en el esquema de la Salvación.

San Miguel, liderando la lucha contra el Mal. De ahí su clásica iconografía venciendo a éste bajo la forma de un dragón. La foto que lo ilustra es de la estatua existente en la portada del Monasterio de San Miguel de los Reyes, en Valencia, actualmente Biblioteca Valenciana (de la que ya hemos hablado).

San Gabriel, quien nos comunicó la Salvación, a través del anuncio a la Virgen María, Madre de Dios. La imagen es de la obra existente en el Museo de San Pío V, de Valencia, de Jaume Baço, más conocido como Jacomart, en la primera mitad del siglo XV.

San Rafael, cuyas funciones son menos conocidas, y que podrían definirse como de guía del camino. Los de cierta edad sabrán, recordarán o al menos, les sonará, la historia de la Biblia de Tobías, en la que mediante la adecuada guía, se logra la pesca milagrosa de un pez con el que se consigue curar la ceguera. Es decir, San Rafael es quien nos guía para llegar a ver. La foto es del altar de la iglesia de San Rafael, en Venecia, donde se recoge la iconografía que remite a la historia bíblica.

Pues hasta aquí, lo que normalmente se sabe.

Sin embargo, en el verano de hace dos años, caragüevo y yo visitamos los Reales Monasterios de la Encarnación y de las Descalzas Reales, en Madrid. Y en el primero de ellos, en el de la Encarnación, nos encontramos con una serie de cuadros dedicada a los Siete Arcángeles, obra de Bartolomé Román, y cuya relación, según la Wikipedia, es: los ya conocidos Miguel, Gabriel y Rafael, un cuarto, de cuya existencia tenía cierta noción, Uriel, y tres completamente desconocidos, Sealtiel, Jeudiel y Baraquiel.

Y si alguien tiene algún conocido con estos nombres, ya sabe.

Estudios de tendencias

Es continua la explicación que “perpetra” este desgobierno nuestro sobre la evolución de la economía española. Todo consiste en elegir el parámetro más adecuado al momento (e incluso, si es necesario, se confecciona ex novo). Es más, si ninguno se ajusta a lo que debe, se “interpreta”: cuando el problema es con el valor como tal, se evalúa la tendencia.

Así, por ejemplo, la siguiente gráfica, seguro, seguro, que “muestra cómo tras unos años de crecimiento se ha apreciado el ‘decrecimiento’ consecuencia de la crisis mundial, aunque ahora se está en un momento de estabilización, previo al inicio de la inminente recuperación”.

El problema es que en los análisis que hacen, ni se estudia por qué sube lo que subiera, ni por qué baja lo que haya bajado, ni por qué se estabiliza lo que lo haga. Es más, ni siquiera estudian si un parámetro está estabilizado, o simplemente, quieto, es decir, ni puede subir más, ni puede bajar más.

De esa manera, cualquier estudio de tendencias que se realice, será un ejercicio académico… inútil para colegir cuál pueda ser el futuro.

Y el caso es que no hay más que darse un paseo para saberlo.

Por ejemplo, hoy, festividad del Arcángel San Miguel, podríamos acercarnos, en Venecia, a San Michelle, una isla, casi toda verde.

La gráfica anterior, a pesar de todos los intentos esperanzadores del desgobierno, también podría ser la gráfica, en el tiempo, de la ascensión de una persona por una montaña… hasta que resbala, cae y… ahí se queda.

Momento en el que para el análisis de tendencia nos damos cuenta de que en la isla de San Michelle de Venecia,… podemos visitar el cementerio.

Es decir, una clara y concreta visión del futuro, a la que se empeñan en llamar "brotes verdes".

El empezóse

Buscando documentación para una anotación que tengo pendiente desde hace unos días, me he encontrado, como suele suceder, con, aunque relacionada, otra cosa.

«Un día [de 1963, recuerda Miguel Brascó, amigo personal de Quino] llaman de Agens Publicidad y me piden un dibujante capaz de urdir una tira cómica que habría de publicarse de manera encubierta en algún medio, para promocionar los electrodomésticos Mansfield producidos por Sianm Di Tella.» (…) Brascó le dice a Quino – Quinoto, como lo recuerda cariñosamente - «para mí vos sos el indicado», y le sugiere que imagine una historieta que combine a «Peanuts con Blondie». Para Brascó, «Quino era y sigue siendo no sólo un gran dibujante, sino un genial argumentista».

Sin embargo, esta campaña no se hace (“El diario [Clarín] percibe la publicidad encubierta y el acuerdo se rompe”). Nuevamente una amistad, la de Quino con Julián Delgado, jefe de redacción de la revista Primera Plana, vuelve a ser parte activa de la historia: “[Delgado] lo conversa con Quino y éste se incorpora a la publicación”.

De esta manera, Joaquín Salvador Lavado, Quino, inicia la publicación periódica (dos tiras por semana) sobre una familia tipo, padre, madre, y Mafalda, la hija. Esto fue un 29 de septiembre de 1964, y por tanto, se acaban de cumplir 45 años.



Como podemos ver, en la primera tira ya Mafalda mostraba lo difícil de las relaciones familiares, y en la segunda, lo difícil de la vida en la Argentina de entonces.



Una primera muestra del éxito del personaje, supuso un fracaso, el de la amistad entre Quino y Delgado. “Al intentar Quino retirar los originales para comenzar a enviárselos [a un periódico que había solicitado publicar las tiras], se entera de que el semanario considera de su propiedad las tiras publicadas. «Fui al archivo y logré que el botones me las diera», recuerda. Fue el fin de su relación con Primera Plana y también una dolorosa ruptura de su amistad con Julián Delgado”. Las últimas tiras fueron las del 9 de marzo de 1965.

Otra vez, una amistad hizo su aparición. “Entre los diarios que en ese momento se editaban en la capital, El Mundo era uno de los más populares e independientes. Brascó, que conocía personalmente a su director, Carlos Infante, le recomendó Mafalda.
Empezó a publicarse el 15 de marzo de 1965 y continuó hasta el 22 de diciembre de 1967, fecha en que
El Mundo cerró definitivamente.

Casi seis meses dura la ausencia de Mafalda, su familia y sus amigos. “Por entonces Quino publicaba una página de humor en Siete Días Ilustrados, semanario nacido en mayo de 1967. Sergio Morero, secretario de redacción, y Norberto Firpo, jefe de redacción, se alían para reemplazar la página de humor por la tira de Mafalda. «Quino prefiere trabajar con amigos, no quiere entregarle el rollito de su página a un botones porque le gusta que miren inmediatamente su trabajo», recuerda Morero.” Así, pues, el 2 de junio de 1968, vuelven.

En 1966, debido al éxito, se publicó un primer libro recopilatorio de las tiras cómico, con un resultado nada cómico, aunque sí con una gran sonrisa: la primera edición se agota en dos días. Estos libros se empiezan a publicar en España en 1971 (fue una de las cosas buenas que tuvo la Feria de Frankfurt del año anterior: los derechos de edición de Mafalda en España para Editorial Lumen, conseguidos por Esther Tusquets), publicándose en total 10 volúmenes.

Las primeras tiras de estos libros siguen con lo ya visto.



Como podemos ver, en la primera tira ya Mafalda mostraba lo difícil de las relaciones familiares, y en la segunda, lo difícil de la vida en la Argentina de entonces.



La tercera tira nos introduce en el tema de las relaciones sociales.



Los textos trascritos están tomados del libro Todo Mafalda, editado por Lumen en 1992 (aunque mi ejemplar es de una edición de 1996). En este libro se recogen las tiras publicadas en los diez volúmenes antedichos, y la parte “Mafalda inédita”, en la que se recopilan las tiras de la campaña publicitaria fallida, las 48 tiras del período de Primera Plana, diversas tiras no incluidas en los libros, los comentarios sobre la historia de la publicación de Mafalda, así como una reseña de los acontecimientos políticos, sociales, económicos y culturales habidos en la Argentina y en el resto del mundo (para la correspondiente “contextualización” de las tiras). Sin embargo, no tengo claro quién es el redactor de los textos.

Años después: “Quino – y nadie más que él – se había dado cuenta de que se encontraba agotado y que no podía insistir sin repetirse”. Así, el 25 de junio de 1973, se despiden formalmente de sus lectores todos los personajes.

En resumen, y sin perjuicio de lo anterior, hace 45 años que Mafalda nos acompaña, y se diga lo que se diga, así seguirá.

Forza, signori!

Anoche, caragüevo y un servidor regresamos de una breve estancia de cinco días en Venecia.

[Aquí, los habituales de estas páginas exclamarán, ¡Ahora entiendo tanta tranquilidad! Pues sí, pero se acabó lo que se daba.]

Según parece, hay quienes consiguen visitar la ciudad en dos días, o menos, o eso dicen. Está claro que o no la visitan, o su forma de contar es la propia de este actual Gobierno del Reino de España (es decir, dos, en realidad quiere decir, cinco, diez, un millón, qué más da, si la gente se cree todo lo que digamos). Nosotros, como en todos los viajes que hacemos, nos hemos dejado claras opciones para el siguiente, o los que Dios quiera, no pongamos límites a Su Voluntad.

Durante un cierto tiempo, iremos dando unas crónicas tomando como excusa este viaje. Con esto, ha quedado hecho el aviso. A partir del siguiente punto, cualquier parecido con la realidad en las páginas redactadas por el gestor irresponsable (ahora no recuerdo si es latina o griega la ‘i’, ni si es junto o separado – el resultado será el mismo) de este diario, será coincidencia sobrevenida, y el lector que ose introducirse en la jungla de palabras e imágenes, será tratado como se merece.

Así, pues, empecemos por el principio.

Que, recordemos, era: “Anoche, caragüevo y un servidor regresamos de una breve estancia de cinco días en Venecia.”. El principio de la anotación, claro, no del viaje. (Y es que no hay que presuponer nada que no esté en el enunciado o se deduzca cabalmente de él [cinco años yendo a la escuela ZP, y no hay manera de que esto tan sencillo se aprenda]).

Bueno, pues anoche, en Manises, es decir, el aeropuerto de Valencia (simplemente la terminal está en ese otro municipio, cuestión de espacio, más que nada), tuvimos el resumen del viaje, pero en negativo.

Por un lado, lloviendo, y yo viéndo-lo: desde el avión, entre el avión y el autobús, desde el autobús y… en la terminal.

Por otro lado, yo-viendo las maletas… de otros, que no las nuestras.

Nos dijeron que lo más probable es que llegaran esta mañana con el primer avión de Madrid. Nos vinimos sin preguntar por el horario de ese vuelo, ¿para qué? Ya llamarían. ¿O no?

domingo, 20 de septiembre de 2009

Sic transit gloria mundi

La tarde de este pasado viernes pasé por la calle de la Nave, de Valencia, claro, donde, además de un acaecido que ya comentaré, vi dos cosas que ilustran el título de esta anotación.

En dicha calle, como saben los que la conocen, existen diversas librerías de viejo y ocasión, de las históricas de toda la vida en Valencia; especialmente una, dando servicio al segmento de mercado constituido por los estudiantes de universidad, pues no por casualidad, a esa misma calle recae el edificio del antiguo Estudio General – Universidad Literaria de Valencia (ahora Universitat de València, sin Virgen de la Sapiencia pero con un huevo de Mariscal), y por eso toma el nombre de Librería Facultades.

Pues bien, en dicha librería, en concreto, en su escaparate, se muestran numerosos libros, lógicamente, unos más recientes, otros más veteranos. Me llamó la atención no lo reciente de uno de ellos, sino precisamente cuál era ese “uno”.





Tras la Librería Facultades, cruzando la calle Bonaire, en esa esquina, se encuentra la, cómo no, Librería Bonaire. Lo triste del caso reside en la hoja que estaba añadida sobre el cartel identificativo de la librería.

P4R

Con fecha del pasado 1 de septiembre, con la excusa del inicio de curso, recordé diversas preguntas o cuestiones que en estas páginas había planteado, hasta ahora con escaso éxito de público, y ninguno, lamento decirlo, de acierto.

Uno de los problemas, que planteé en abril, tomado de un libro sobre ajedrez que utilizaba la figura de Sherlock Colmes, decía lo siguiente:

En la partida en la que se ha alcanzado la posición de la imagen, no ha coronado ningún peón.

¿O sí?


Lamento, o no, tener que llevar la contraria a Rajoy, pero en este caso es que sí.

La explicación es sencilla: podemos ver que entre las escasas piezas blancas, se encuentra un alfil, en concreto el que recorre los escaques negros. Si nos fijamos en su escaque de inicio, vemos que todavía los peones vecinos se encuentran en sus casillas de inicio,… negras.

Difícilmente, pues, ha podido hacer movimiento alguno el alfil en cuestión. Por tanto, su presencia sólo puede deberse a que un peón blanco ha coronado (conviene recordar que no es obligatoria su conversión a dama, aunque como dice un personaje del libro en cierto momento: “it was I who made that highly unorthodox move of promoting to a bishop”).

Como la energía ni se crea ni se destruye, sino que se transforma, transformemos el anterior problema en otro similar: conforme con la posición reflejada en la imagen, ¿cuál es la correspondencia entre Blancas – Negras y Norte – Sur?




Naturalmente, todo esto no es fruto espontáneo de mi natural generosidad, sino una mera excusa para retomar el comentario que hizo caragüevo hace unos días, recordando el evento “Valencia. Cuna del ajedrez moderno” cuya apertura (española, o no) tendrá lugar este lunes, día 21.

Así que si alguien necesita ayuda, que sepa que Karpov y Kasparov están estos días aquí en Valencia.

Y si este rey no se queda ahogado, me desplazaré a lo largo del tablero para verlos.

martes, 15 de septiembre de 2009

Pequeños depósitos de Historia. 1-Preámbulo

El Museo de Historia de Valencia es un ejemplo de la historia y carácter de esta ciudad de una manera muy sencilla: aunque se encuentra en Valencia, la puerta de entrada está en la fachada que linda con el municipio vecino de Mislata, por lo que la dirección oficial no es de Valencia, sino de Mislata; eso sí, es el número 42 de la calle… Valencia (y luego dicen que la Historia no es emocionante).

Aunque constituido con el inicio del siglo, hasta el año 2007 no tomó posesión de este local que digo, y lo hizo con una exposición titulada “L’aigua domesticada”, que versaba sobre la moderna traída de agua potable a la ciudad de Valencia.

En agosto de 1851 dieron comienzo las obras del Canal de Isabel II para traer las aguas de la sierra a un Madrid angustiado, hasta entonces, por los apenas 3.000 metros cúbicos diarios disponibles para una población que ya superaba los 200.000 habitantes. (…) En 1867 se fundaba en Lieja, Bélgica, la Compagnie des Eaux de Barcelona, encargada del abastecimiento de la ciudad condal y de otras poblaciones cercanas como Badalona, Motcada, Cornellà y l’Hospitalet. El agua procedía del Llobregat, de los pozos del Cornellà y del Besós, así como de Dos Rius, Montcada, etc. (…) La capital bilbaína inauguraba las suscripciones de La Alberca y Uzcorta en 1870. En las décadas siguientes fueron aprovechados otros manantiales. (…) En 1864 una entidad financiera obtenía del gobierno el dercho de construir un canal que, tomando las aguas del río Duero y desaguándolas en el Pisuerga, sirviera tanto para el riego como para proveer a los habitantes de la ciudad de Valladolid, aprovechando las restantes en saltos de agua para diversas actividades industriales”. Y mientras, en Valencia…

En Valencia, tras casi cuatro años de trabajos, varias ampliaciones de capital de la sociedad constituida para la ejecución de los trabajos, y aun así “hubo que posponer la inauguración debido a problemas económicos”, finalmente, “pudo realizarse la inauguración oficial, haciéndola coincidir con el cumpleaños de la reina Isabel II”.

El proyecto de traída de aguas a la ciudad de Valencia consistió en la ejecución de una presa sobre el río Turia (aguas arriba de las tomas de las acequias de la Vega: “de esta manera la obra afectaba a todos por igual en lugar de a unas sí y a otras no”), una balsa con doble función (primera decantación y regulación del caudal), un acueducto enterrado, por donde el agua fluía por gravedad hasta unos filtros (situados en la población de Manises) donde se clarificaba el agua, que seguía fluyendo salvando la hondonada del terreno mediante una doble tubería ya a presión, hasta el depósito situado en el límite del término de Valencia con el de Mislata (aunque el proyecto original contemplaba este depósito dentro d ela propia ciudad de Valencia). Desde aquí, ya seguía su camino hasta la ciudad entrando por las ahora Torres de Quart, entonces Puertas de Quart, pues todavía Valencia estaba amurallaba.

Y es que estamos hablando de un abastecimiento que se inauguró, como hemos dicho, un cumpleaños de la reina Isabel II. En realidad, algo más de un mes más tarde: la en su día Reina niña, acababa de cumplir 20 años, y estamos hablando del 19 de noviembre de 1850. Sí, antes que los demás.

La exposición recogía piezas de diversa naturaleza: artilugios variados de época vinculados con el uso del agua en la ciudad, amplia documentación oficial, tanto pública de los expedientes al efecto, como de las sociedades privadas constituidas con este objeto, y numerosos planos de los proyectos correspondientes, elaborados por Calixto Santa Cruz en 1845, y por Ildefonso Cerdá y Leodegario Marchessaux, como directores de las obras desde 1847, así como fotos de la época y de las mejoras y ampliaciones del abastecimiento que se emprendieron a caballo entre los siglos XIX y XX, que dieron forma al abastecimiento de agua de Valencia tal y como está ahora en servicio.

El depósito de Mislata, llamado así por la cercanía a este pueblo, con 66,88 metros de largo y 41,80 de ancho, y 9.500 m³, presenta como característica constructiva más identificativa el hecho de contar “con 250 pilares de 0,75 por 0,60 metros de sección, que sostienen las bóvedas del edificio”. Este diseño es lo que ha hecho que se le conozca como “Sala Hipóstila”.

Y en esta Sala Hipóstila, es donde ha encontrado acomodo el Museo de Historia de Valencia. Donde, cerrando el círculo, se puede apreciar un bello mosaico romano, es decir, la otra época en que Valencia contó con agua corriente. En resumen, un Depósito de Historia.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Scripta manent

Hace cerca de treinta años consiguió un gran éxito (que todavía perdura, al ser recordada) la canción de Adriano Celentano, Parole, parole, cantada por Mina.

El efecto subliminal de la canción, en el vídeo enlazado, es tal que está lleno de palabras (que se trate de los créditos finales del programa de televisión de la RAI es mera anécdota).

El juego que dan las palabras es evidente, no hay más que leer. Pero sin entrar en el contenido, mensaje o significado, se pueden establecer otros juegos, esta vez, ya en el ámbito textual o de las “palabras”: un caso, puede ser la longitud del texto en cuestión.

En La importancia de las cosas, novela ya conocida aquí, Mario Menkell, el protagonista, profesor de escritura creativa, empieza así un día su clase en la universidad:

– Buenos días. Como les dije ayer, esta semana vamos a trabajar el microrrelato. Ya hemos hablado de Augusto Monterroso, y supongo que todos han leído el cuento del dinosaurio… a no ser, claro, que no hayan tenido tiempo de hacerlo.” (pág. 256)

Por otro lado, podemos encontrar relatos condicionados a una longitud determinada, pero no como límite sino más bien como referencia a una cierta extensión y desarrollo. En la también referida por aquí Oscar Wilde y una muerte sin importancia, se puede leer:

Oscar rasgó el tercer sobre.
– No –dijo, leyendo por encima el contenido del cable– Éste es de Stoddart, mi editor norteamericano. Quiere que le escriba cien mil palabras… ¡para noviembre! Qué absurdo. No existen cien mil palabras hermosas en la lengua inglesa.
” (pág. 109)

Otro juego, en cambio, es usar la longitud del relato precisamente como un límite matemático. Sobre este juego publicó hace poco S. Cid una anotación en su diario, contando su experiencia en relatos de intriga bajo esta premisa:

La cuestión es que me lo he pasado bomba haciendo de…, digamos, Hércules Poirot, que todavía no estoy dispuesta a ser Miss Marple… Claro que puestos a elegir entre la edad de ésta y el bigotito de aquél… Dejémoslo en sabuesa. Decía que me he divertido mucho sabueseando hasta que lograba cuadrar todos los detalles, ¡y eso en mil palabras! Tarea ardua, pero muy, muy entretenida.

El relato de Monterroso no sé qué título tiene; el de Oscar Wilde acabó siendo El retrato de Dorian Gray; el de S.Cid, Destino inexorable. La intriga reside en cuándo podremos leerlo.

Eeeeehhhhlllll carteeellll

Desde esta primavera estamos sufriendo en España los efectos inmediatos del tan publicitado Plan E: por las propias condiciones del Plan las obras deben ser relativamente pequeñas (hay un presupuesto máximo) y deben finalizarse durante este año 2009, por lo que, a poco que el plazo de la obra tenga una duración algo extendida, las obras necesariamente deben coincidir tanto en su ejecución como en su generación de molestias (por ejemplo, D45 en su blog tiene una relación de calles con obras en su ciudad).

En sus primeros momentos de aplicación del Plan, hubo muchos comentarios sobre el cartel a que estaba obligado el Ayuntamiento, para hacer propaganda del Gobierno, digo, publicitar la financiación de la obra. Sobre si el tamaño, sobre si el coste,…

Por mi parte, voy a comentar cosas del diseño del cartel de marras.

Por ejemplo, aquí tenemos la foto del cartel de una obra del Ayuntamiento de Valencia. Podemos apreciar cómo destaca lo de la ‘E’ y todo lo que lleva asociado (en concreto, gracias a que este cartel está formado por cuatro planchas horizontales, podemos saber que esta ocupación es de 5/8 del total del cartel).

Los espaciosos 3/8 restantes nos permiten saber que se trata de una “obra promovida por el Ayuntamiento de”, y aquí su nombre, como en los carteles de toros para los turistas.

Cualquiera diría que la letra pequeña del Plan E es relativa a las condiciones de financiación y ejecución. Pues no, la letra pequeña es el objeto de la obra: si tienes interés en leerlo y mientras, quieres aprovechar para seguir andando, seguro que te estampas, y si vas conduciendo, por tu propia salud y la de otros, mejor olvídate de cómo se usan tus impuestos. Al menos, no pudiéndolo ver, te ahorras enterarte de plazos de ejecución expresados, humorísticamente, porque otra cosa no puede ser, incluso, en días.

El humor se aprecia en este otro cartel, que nos servirá para ilustrar otra cosa. Con esfuerzo, podemos leer que el proyecto es “Obras de construcción de campo de fútbol y vestuarios ‘Parque de la Vida’”. Conviene recordar que estamos en Valencia y no en Inglaterra, por ejemplo, por el humor, digo, cuando nos percatamos de que la tapia que se aprecia al fondo, detrás del cartel, es la del Cementerio General. Tal vez sea precisamente esta obra la que explica el número de la esquina superior derecha: es un recuerdo de los “Felices 20”.

Pero si no es así, podemos apreciar también cómo el enigmático “20” obliga a que, de las cinco planchas verticales con que, esta vez, se ha confeccionado el cartel, se dediquen al “enigma” una y media, exclusivamente. Es decir, el 30% del cartel, directamente, sobra. Bueno, salvo que… pero no, el porcentaje famoso era el 3.

¡Ah!, una advertencia. El plazo de ejecución de esta obra, dado el momento en que se desarrolla, es de 54 días: que nadie piense que es sólo un día lo que le falta para rememorar “55 días en Pekín”.

Sin embargo, al cabo de un tiempo sí he visto un cartel en el que se había aprovechado no todo, pero sí una parte de ese 30%.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Requiem aeternam dona eis domine









Sin palabras... no quiere decir que permanezcamos callados.