Durante la ya comentada visita a la Feria del Libro de Madrid de este año, no sólo compré libros con dedicatoria, sino que también recogí diversos folletos, e incluso, cogí libros que finalmente no compré.
Uno de los folletos era el correspondiente a Hebraica ediciones (Librería Hebraica).
Y el libro que estuve a punto de comprar fue La Valencia judía, obra de Marilda Azulay y Estrella Israel, recién editado por el Consell Valencià de Cultura (en esos momentos estaba todavía caliente el libro, pues tenía poco más de un mes).
Como ya he comentado, el pasado día 5 de agosto, me acerqué a mi librería habitual “para saludar, ver si hay algo para recoger,... y dejar una nueva lista.”
El resultado fue el siguiente: saludé, no recogí nada y dejé una nueva lista (la trigésimo tercera). Pero todo esto no quiere decir que no comprara nada.
Ya en el mostrador con la pila de nuevos libros recolectados por los distintos muebles, estanterías, mesas y expositores diversos, me encuentro con que estoy al lado de dos ejemplares de un libro. No sé el motivo por el que estaban ahí, pero ante la sospecha de que fuera para partir al exilio, decido adoptar uno de los ejemplares. Naturalmente, el libro en cuestión era La Valencia judía.
“La Valencia judía pretende recuperar lo que la historia quiso y casi consigue borrar, la presencia judía en Valencia, a través de una mirada singular y profundamente judía en su obligación de memoria con aquellos que vivieron en esta tierra antes de la decretada expulsión. Con humildad, retrata de rememorar a estas personas «señaladas»que se quedaron y sufrieron y a esas otras obligadas a marchar lejos de Sefarad y que, a pesar de todo, conservaron sus raíces valencianas y judías. (…)
Una judería que, a partir de esta obra, puede ser visitada hoy por judíos y no judíos, capaces de percibir esa presencia más allá de su pervivencia material.” (de la solapa de la cubierta del libro)
En la imagen se recoge el plano aproximado del ámbito de la judería de Valencia en su momento de máxima extensión, en el período 1273 a 1389, sobre un plano no actual, aunque sí pueden reconocerse calles y manzanas; en particular, la Puerta de En Espulgues se sitúa junto al actual reloj (parado) del edificio del Estudio General – Universidad Literaria de Valencia (ahora Universitat de València y su huevo).
Para culminar esta pequeña historia, en otra visita posterior a mi librería habitual, paré en la Oficina de Información y Turismo o como se llame que se encuentra al lado. Ahí me encontré un folleto que hablaba de la X Jornada Europea de la Cultura Judía, en la que se celebrarían diversos actos, a uno de los cuáles he asistido esta mañana y del que ya hablaré.
Uno de los folletos era el correspondiente a Hebraica ediciones (Librería Hebraica).
Y el libro que estuve a punto de comprar fue La Valencia judía, obra de Marilda Azulay y Estrella Israel, recién editado por el Consell Valencià de Cultura (en esos momentos estaba todavía caliente el libro, pues tenía poco más de un mes).
Como ya he comentado, el pasado día 5 de agosto, me acerqué a mi librería habitual “para saludar, ver si hay algo para recoger,... y dejar una nueva lista.”
El resultado fue el siguiente: saludé, no recogí nada y dejé una nueva lista (la trigésimo tercera). Pero todo esto no quiere decir que no comprara nada.
Ya en el mostrador con la pila de nuevos libros recolectados por los distintos muebles, estanterías, mesas y expositores diversos, me encuentro con que estoy al lado de dos ejemplares de un libro. No sé el motivo por el que estaban ahí, pero ante la sospecha de que fuera para partir al exilio, decido adoptar uno de los ejemplares. Naturalmente, el libro en cuestión era La Valencia judía.
“La Valencia judía pretende recuperar lo que la historia quiso y casi consigue borrar, la presencia judía en Valencia, a través de una mirada singular y profundamente judía en su obligación de memoria con aquellos que vivieron en esta tierra antes de la decretada expulsión. Con humildad, retrata de rememorar a estas personas «señaladas»que se quedaron y sufrieron y a esas otras obligadas a marchar lejos de Sefarad y que, a pesar de todo, conservaron sus raíces valencianas y judías. (…)
Una judería que, a partir de esta obra, puede ser visitada hoy por judíos y no judíos, capaces de percibir esa presencia más allá de su pervivencia material.” (de la solapa de la cubierta del libro)
En la imagen se recoge el plano aproximado del ámbito de la judería de Valencia en su momento de máxima extensión, en el período 1273 a 1389, sobre un plano no actual, aunque sí pueden reconocerse calles y manzanas; en particular, la Puerta de En Espulgues se sitúa junto al actual reloj (parado) del edificio del Estudio General – Universidad Literaria de Valencia (ahora Universitat de València y su huevo).
Para culminar esta pequeña historia, en otra visita posterior a mi librería habitual, paré en la Oficina de Información y Turismo o como se llame que se encuentra al lado. Ahí me encontré un folleto que hablaba de la X Jornada Europea de la Cultura Judía, en la que se celebrarían diversos actos, a uno de los cuáles he asistido esta mañana y del que ya hablaré.
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