martes, 15 de septiembre de 2009

Pequeños depósitos de Historia. 1-Preámbulo

El Museo de Historia de Valencia es un ejemplo de la historia y carácter de esta ciudad de una manera muy sencilla: aunque se encuentra en Valencia, la puerta de entrada está en la fachada que linda con el municipio vecino de Mislata, por lo que la dirección oficial no es de Valencia, sino de Mislata; eso sí, es el número 42 de la calle… Valencia (y luego dicen que la Historia no es emocionante).

Aunque constituido con el inicio del siglo, hasta el año 2007 no tomó posesión de este local que digo, y lo hizo con una exposición titulada “L’aigua domesticada”, que versaba sobre la moderna traída de agua potable a la ciudad de Valencia.

En agosto de 1851 dieron comienzo las obras del Canal de Isabel II para traer las aguas de la sierra a un Madrid angustiado, hasta entonces, por los apenas 3.000 metros cúbicos diarios disponibles para una población que ya superaba los 200.000 habitantes. (…) En 1867 se fundaba en Lieja, Bélgica, la Compagnie des Eaux de Barcelona, encargada del abastecimiento de la ciudad condal y de otras poblaciones cercanas como Badalona, Motcada, Cornellà y l’Hospitalet. El agua procedía del Llobregat, de los pozos del Cornellà y del Besós, así como de Dos Rius, Montcada, etc. (…) La capital bilbaína inauguraba las suscripciones de La Alberca y Uzcorta en 1870. En las décadas siguientes fueron aprovechados otros manantiales. (…) En 1864 una entidad financiera obtenía del gobierno el dercho de construir un canal que, tomando las aguas del río Duero y desaguándolas en el Pisuerga, sirviera tanto para el riego como para proveer a los habitantes de la ciudad de Valladolid, aprovechando las restantes en saltos de agua para diversas actividades industriales”. Y mientras, en Valencia…

En Valencia, tras casi cuatro años de trabajos, varias ampliaciones de capital de la sociedad constituida para la ejecución de los trabajos, y aun así “hubo que posponer la inauguración debido a problemas económicos”, finalmente, “pudo realizarse la inauguración oficial, haciéndola coincidir con el cumpleaños de la reina Isabel II”.

El proyecto de traída de aguas a la ciudad de Valencia consistió en la ejecución de una presa sobre el río Turia (aguas arriba de las tomas de las acequias de la Vega: “de esta manera la obra afectaba a todos por igual en lugar de a unas sí y a otras no”), una balsa con doble función (primera decantación y regulación del caudal), un acueducto enterrado, por donde el agua fluía por gravedad hasta unos filtros (situados en la población de Manises) donde se clarificaba el agua, que seguía fluyendo salvando la hondonada del terreno mediante una doble tubería ya a presión, hasta el depósito situado en el límite del término de Valencia con el de Mislata (aunque el proyecto original contemplaba este depósito dentro d ela propia ciudad de Valencia). Desde aquí, ya seguía su camino hasta la ciudad entrando por las ahora Torres de Quart, entonces Puertas de Quart, pues todavía Valencia estaba amurallaba.

Y es que estamos hablando de un abastecimiento que se inauguró, como hemos dicho, un cumpleaños de la reina Isabel II. En realidad, algo más de un mes más tarde: la en su día Reina niña, acababa de cumplir 20 años, y estamos hablando del 19 de noviembre de 1850. Sí, antes que los demás.

La exposición recogía piezas de diversa naturaleza: artilugios variados de época vinculados con el uso del agua en la ciudad, amplia documentación oficial, tanto pública de los expedientes al efecto, como de las sociedades privadas constituidas con este objeto, y numerosos planos de los proyectos correspondientes, elaborados por Calixto Santa Cruz en 1845, y por Ildefonso Cerdá y Leodegario Marchessaux, como directores de las obras desde 1847, así como fotos de la época y de las mejoras y ampliaciones del abastecimiento que se emprendieron a caballo entre los siglos XIX y XX, que dieron forma al abastecimiento de agua de Valencia tal y como está ahora en servicio.

El depósito de Mislata, llamado así por la cercanía a este pueblo, con 66,88 metros de largo y 41,80 de ancho, y 9.500 m³, presenta como característica constructiva más identificativa el hecho de contar “con 250 pilares de 0,75 por 0,60 metros de sección, que sostienen las bóvedas del edificio”. Este diseño es lo que ha hecho que se le conozca como “Sala Hipóstila”.

Y en esta Sala Hipóstila, es donde ha encontrado acomodo el Museo de Historia de Valencia. Donde, cerrando el círculo, se puede apreciar un bello mosaico romano, es decir, la otra época en que Valencia contó con agua corriente. En resumen, un Depósito de Historia.

2 comentarios:

  1. Con respecto a las curiosas anécdotas que nos brinda el callejero de cualquier ciudad, te cuento una de tantas. En Buenos Aires la calle Cabildo está cruzada por infinidad de calles dedicadas a impuestos virreyes de la corona. Si no espabilamos, dentro de nada veremos la Avenida del Antiguo Reino de Valencia atravesada por calles en honor a Pujol, Maragall y gentes de Acció Cultural.
    Con respecto a tu reflexión final sobre el agua y los romanos, creo que deberías mandarsela al "invadido" Evo Morales junto con la desternillante escena de La vida de Bryan en la que los Grupos de Resistencia al Romano se preguntan "¿Qué han hecho los romanos por nosotros?". Solo por esa escena merece la pena ver la peli.
    GAVION

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  2. No sé, ¿crees que apreciará la película, o directamente se quedará con los regalos de los Reyes Magoa?

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