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Uno de los problemas, que planteé en abril, tomado de un libro sobre ajedrez que utilizaba la figura de Sherlock Colmes, decía lo siguiente:
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¿O sí?”
Lamento, o no, tener que llevar la contraria a Rajoy, pero en este caso es que sí.
La explicación es sencilla: podemos ver que entre las escasas piezas blancas, se encuentra un alfil, en concreto el que recorre los escaques negros. Si nos fijamos en su escaque de inicio, vemos que todavía los peones vecinos se encuentran en sus casillas de inicio,… negras.
Difícilmente, pues, ha podido hacer movimiento alguno el alfil en cuestión. Por tanto, su presencia sólo puede deberse a que un peón blanco ha coronado (conviene recordar que no es obligatoria su conversión a dama, aunque como dice un personaje del libro en cierto momento: “it was I who made that highly unorthodox move of promoting to a bishop”).
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Naturalmente, todo esto no es fruto espontáneo de mi natural generosidad, sino una mera excusa para retomar el comentario que hizo caragüevo hace unos días, recordando el evento “Valencia. Cuna del ajedrez moderno” cuya apertura (española, o no) tendrá lugar este lunes, día 21.
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Y si este rey no se queda ahogado, me desplazaré a lo largo del tablero para verlos.
-Salvo observar a lo largo de mi infancia cómo mi padre resolvía el problema ajedrecístico que cada día planteaba el ABC (no sé si el periódico continúa proponiendo este sano entretenimiento a sus lectores),
ResponderEliminar-salvo el hecho de que conozco el nombre, que no la jugada, del "Mate Pastor" (en realidad, ¿se llamaba así?),
-salvo que he leído "El ocho"
-Y, si exceptuamos, también, la fortuita casualidad de una partida que eché en una ocasión con un alumno -confieso que sólo sé cómo se mueven las piezas- y vino el azar a bendecirme con un ABSOLUTAMENTE INCREÍBLE (ya podía darse igual con el Euromillón) triunfo,
no he tenido otro contacto con el ajedrez que el de conocer (gracias a una amiga matemática que se complace en tomarme el pelo con sus acertijos matemáticos)la recompensa en granos de arroz (mediante progresión exponencial) que el inventor del juego le pidió al emperador de China (¿o era a un maharahá de la India?) a cambio de enseñarle.
Que disfrutes la competición ajedrecística.
S. Cid
Espero que no te ahogues, efectivamente, y que tengas un buen viaje, pasado por agua solamente lo justo...
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