jueves, 28 de noviembre de 2013

También antes los libros se cosían

Cuando en 1978 le concedieron el Premio Nobel de Literatura a Isaac Bashevis Singer, según recuerdo de entonces, era común, ante el desconocimiento de su obra (bueno, en realidad, de él), que a la demanda de algo suyo en librerías se contestara que en ese tipo de tiendas no se vendían máquinas de coser.


Sin embargo, la literatura no es rencorosa, y aunque sea a través de la televisión, parece que ha conseguido trasladar parte de su éxito a las máquinas de coser.

Créditos:
Fotografía de una máquina de coser Singer, en el hotel Bisanzio, en Venecia, en septiembre de 2009, del autor.

3 comentarios:

  1. ¡Qué cosas!

    Lo de la máquina de coser en un hotel me parece muy curioso... ¿Para entretenerse por la noche, en lugar de ver la tele? Ja, ja...

    Un abrazo.

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  2. El otro día vi en la tele una máquina de coser de bolsillo de esta marca, era una viguería de cacharrete.

    El edificio de la compañía Singer en Nueva York es pequeño pero muy bonito, con una fachada de estructura metálica vista, no en vano está en el Iron District, junto a la avenida Broadway en su parte inferior, por la Universidad de Nueva York, si la memoria no me falla.

    Un saludo.

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  3. No estaba, María Gaetana, en la habitación, sino en el pasillo, por lo que no comprobé si funcionaba. Además, nunca he sabido utilizar una máquina de coser.

    Gracias por la información, caraguevo. Menos mal que el diseño de la máquina de coser fue antes que el edificio (supongo), pues lo mismo alguien se hubiera puesto a coser a golpe de remache.

    Un saludo a ambos.

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