viernes, 29 de noviembre de 2013

Devolvemos la conexión

El coste de los gastos de personal que genera el mantenimiento de dicha sobredimensionada plantilla, unidos a los de funcionamiento y mantenimiento de la sociedad, suponen un elevado nivel de gastos de personal que la Generalitat no puede asumir en unos momentos de crisis económica y en los que la escasez de recursos económicos le obliga a priorizar los servicios que se consideran básicos.
Es por ello por lo que resulta procedente, en aras de garantizar la prestación de servicios esenciales por parte de la Generalitat, que se suprima la prestación de los servicios de radiodifusión y televisión de ámbito autonómico de titularidad de la Generalitat.

El pasado miércoles se publicó una nueva Ley de la Generalidad Valenciana, con fecha de ese mismo día , en un número especial (bis) –ventajas de internet–.

El título de la Ley es “Supresión de la Prestación de los Servicios de Radiodifusión y Televisión de Ámbito Autonómico, de Titularidad de la Generalitat, así como de Disolución y Liquidación de Radiotelevisión Valenciana, SAU”, que en román paladino viene a decir: «¡Corten!».

En coherencia con los argumentos de “crisis económica”, la nueva Ley tiene, menos mal, sólo dos páginas.

Al día siguiente, se publicaba, también en un número bis, el ACUERDO de 28 de noviembre de 2013, del Consell, por el que se acuerda el cese de las emisiones de los servicios de radiodifusión y televisión de ámbito autonómico de titularidad de la Generalitat, prestados por cualquier medio o canal de difusión.

Éste, supongo que también un poco por las prisas, sólo representa una página.

El punto dos del Acuerdo dice:
El cese de las emisiones se hará efectivo a partir del día de la publicación del presente acuerdo en el Diari Oficial de la Comunitat Valenciana.

Es decir, hace 13 minutos.

Supongo.

(Yo es que no oigo la radio ni veo la tele de «la nostra terra» y de «la nostra identitat».)

Actualización del sábado 30 de noviembre:
Bueno, los 13 minutos se convirtieron casi en 13 horas. Impresionante la torpeza en su realización, más aún, teniendo en cuenta que la situación ya estaba decidida desde tres semanas antes.

Sigo, por tanto, sin oír la radio ni ver la tele de «la nostra terra» y de «la nostra identitat». Y quien lo quiera, ya sabe, un canal de pago, una cooperativa,… hay muchas formas de gastarse su dinero sin tocar el mío.

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