“Había
una cabina telefónica entre la estación de servicio y el concesionario
adyacente. Entré, cerré la puerta, y leí el cartel escrito a mano sobre el
anticuado aparato: RECUERDE: LLAMADAS AHORA A DIEZ CENTAVOS, CORTESÍA DE «MAMÁ»
BELL.
(…)
Inserté los diez centavos de 1953 en la ranura y fui recompensado con el tono
de marcado. Realicé la llamada lenta y cuidadosamente, tratando de recordar si
alguna vez había utilizado un teléfono con disco rotatorio. Creía que no. Cada
vez que lo soltaba, el teléfono emitía un extraño cloqueo mientras el disco
retrocedía a su posición inicial.”
La escena anterior se sitúa en septiembre
de 1958. Al revés que el protagonista de la novela, muchos de nosotros sí hemos
hecho girar el disco de un teléfono, e, incluso, ni siquiera hemos podido
hacerlo, ya que en nuestro aquel entonces y lugar, el servicio telefónico todavía
no era automático.
Sin embargo, poco le quedaría al
protagonista para ver cómo el disco empezaba a ser sustituido.
Gracias a la entrada en el mercado del
teclado numérico (al principio con tantas teclas como cifras, y luego ya con
las doce ahora conocidas), el tiempo dedicado a marcar se veía muy reducido,
aunque se perdiera el encanto de ver cómo “el
disco retrocedía a su posición inicial” (además de perder el ambiente
creado por el “extraño cloqueo”).
Y esto tuvo lugar (en Estados Unidos, claro) un 18 de noviembre de,
precisamente,… 1963.
Créditos:
Extracto del Capítulo 5,
en la parte 2 El padre del conserje, de
la obra de Stephen King 22/11/63,
según traducción de José Óscar Hernández Sendín y Gabriel Dols Gallardo, tomado
de la primera edición (marzo de 2012) realizada por Plaza y Janés (pp. 131-132),
de la biblioteca del autor.
Datos tomados del artículo
Pensado que el teléfono no arde, que no
suena, que no interrumpe la cena, de Quim Monzó, publicado en Magazine, suplemento dominical repartido
con el periódico Levante, el 18 de
noviembre de 2007, de la hemeroteca del autor.
Imagen del anuncio de la exposición
de la Fundación Telefónica, tomado de
la contraportada del ABC Cultural de
20 de julio de 2013, de la hemeroteca del autor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario