“Apenas subió al trono su hijo y sucesor Alfonso III [de Valencia, V
de Aragón, el Magnánimo], llamado antes de su
coronación duque de Gerona, dió principio á la guerra de Nápoles y demás paises
de Italia, donde se habia vertido ya tanta sangre española, y donde se
habian perdido tantos intereses. (…)
Esta proteccion dispensada á Valencia no era tal
vez mas que un tributo de gratitud pagado á la lealtad de este pueblo, que á
costa de grandes sacrificios habia puesto á disposicion del rey una armada
formidable para operar en las guerras de Italia. Acababa don Alfonso de
apoderarse de Gaeta, cuando el refuerzo de nuestra escuadra, llegada
oportunamente á aquellas aguas, le inspiró la idea de atacar á Marsella,
contando con el asenso de sus consejeros y con la intrepidez de nuestros
marinos. La toma de Marsella es uno de los brillantes hechos de armas que
tuvieron lugar en las prolongadas guerras de Italia, que desde los tiempos de
D. Pedro I habian agotado los recursos de la corona de Aragon. Los valencianos
habian perdido en aquellas costas la flor de sus hijos, primero á las órdenes
del almirante Roger de Lauria, y luego á las del rey D. Alfonso, cuyas empresas
militares ocupan inmensas páginas en la historia, y cuya energía de carácter y
asombroso valor le colocó entre los monarcas mas grandes de su tiempo.
Mientras su egército operaba en las costas de Nápoles, se dirigió el rey al
frente de la armada sobre Marsella, sin que le arredrase la imponente
fortificacion de aquel puerto que parecia inespugnable. Resuelto sin embargo á
apoderarse de la poblacion, principió el ataque por una torre que protegia la
entrada del puerto, desembarcando al efecto algunas tropas, mientras Juan de
Corbera rompia con sus valencianos la cadena que cerraba aquella entrada,
apresando en seguida los buques que se hallaban en su defensa.
Anochecia ya, cuando los soldados que habian
desembarcado tomaban por asalto la torre del puerto, y en este estado fue de
parecer el conde de Cardona que se suspendiera el ataque hasta el dia
siguiente; pero Juan de Corbera alegó tales razones, rechazando esta opinion,
que el rey se dió por satisfecho y mandó continuar la accion que la noche hizo
mas terrible y encarnizada. Los marselleses defendieron palmo á palmo los
puntos fortificados, pero nuestros guerreros, avanzando con intrepidéz por las oscuras
calles de la poblacion, casi sin conocerse unos á otros, y marchando tal vez
al azar, penetraron por todas partes, degollando y saqueando hasta que los
atribulados habitantes encontraron en los templos un asilo contra el furor de
los vencedores. En medio de la confusion de este combate ancarnizado [sic] descubrieron nuestros soldados por una feliz casualidad en la casa de un
ciudadano particular el cuerpo de S. Luis, obispo de Tolosa, y en el acto
dispuso el rey que fuese trasladado á una galera, en la que fue conducido á
Valencia, donde existe todavia. Otro trofeo se conserva tambien de esta
importante jornada, que tuvo lugar el veintinueve de Noviembre (1), en la
famosa cadena que cerraba (2) el puerto de Marsella, rota y ganada por los
valencianos Gimen Perez de Corella y Juan Torrellas, que se custodia en una
capilla de la catedral, conocida con el nombre de aula capitular.
(1) Años de J.C. 1423.
(2)Los dos trozos de esta cadena, que formaba sin
duda una sola, son iguales en su longitud de treinta y dos palmos, poco mas ó
menos cada una, aunque desiguales en su grueso y número de eslabones, pues una
tiene cincuenta y nueve, y otra setenta y siete.”
Hago omisión acerca de la
diferencia sobre cómo son identificados los atacantes de la Corona de Aragón en
el artículo de la Wikipedia francesa (y ni siquiera enlazo la misma página en
catalán, claro) y el texto arriba transcrito, pero sí quiero señalar que, según
todo parece apuntar, don Vicente Boix y Ricarte erró en el día de la acción de
armas, que no fue el 29 sino que en realidad se trató de un saqueo de tres días,
entre el 20 y el 23.
Es decir, que hoy se
cumplen 590 años desde que las famosas cadenas estuvieron a disposición de la
Ciudad de Valencia (aunque no sé cuándo llegaron a puerto ni cuándo se
instalaron en la Catedral).
Créditos:
Extracto (incluyendo pies
de página) del Libro V, en el tomo I, de la Historia
de la Ciudad y Reino de Valencia, obra de Vicente Boix, publicada en
Valencia en 1845, tomado (manteniendo la ortografía de la época) de la tercera edición
facsímil en la Bibliotheca Valentina,
en 1979 (pp. 318-320), de la biblioteca del autor.
Fotografías de los “dos trozos de esta cadena”, en la Capilla del Santo Cáliz de la Catedral de Valencia, en octubre de 2012 y agosto de 2013, respectivamente, del
autor.
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