jueves, 20 de junio de 2013

¿Se abre el baile?

«- Desde luego, respondió Zadig; sé un método infalible para daros un hombre que tenga las manos limpias.» El rey, encantado, le preguntó abrazándolo cómo debía actuar. «Basta, dijo Zadig, con que todos los que se presenten para la dignidad de tesorero bailen, y el que baile con mayor ligereza será infaliblemente el hombre más honrado.» (…) «¡Ah!, ese hombre es el honrado, ése es el hombre bueno», decía Zadig. El rey abrazó al buen danzarín, lo nombró tesorero, y todos los demás fueron castigados y multados con la mayor justicia del mundo; porque todos, durante el tiempo que habían estado en la galería, se habían llenado los bolsillos y apenas podían caminar. El rey se sintió dolido con la naturaleza humana porque entre aquellos sesenta y cuatro danzarines hubiera sesenta y tres bribones. La galería oscura fue llamado «el corredor de la tentación». En Persia se habría empalado a aquellos sesenta y tres señores; en otros países se hubiera formado un tribunal de justicia, que habría consumido en gastos el triple del dinero robado, y que no habría metido nada en los cofres del soberano; en otro reino, se hubieran justificado plenamente y habrían hecho caer en desgracia a aquel danzarín tan ligero; en Serendib, sólo fueron condenados a aumentar el tesoro público, porque Nabussán era muy indulgente.

Créditos:
Extracto del Apéndice-La danza, de Zadig, o el destino, relato de Voltaire incluido en Cuentos completos en prosa y verso, según traducción de Mauro Armiño, tomado de la edición de éste publicada por Círculo de Lectores en 2006 (pp.171-173).

2 comentarios:

  1. Sabiduría y lógica aplastante... Y sin desperdicio la reflexión final...

    Un abrazo.

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  2. En efecto, MGae, y plenamente actual.
    Lo que no quita que haya que andarse con cuidado con algunos escritos y opiniones del amigo Voltaire.

    Un saludo.

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