viernes, 14 de junio de 2013

Entonados… perdiendo los papeles

Como se sabe, una orquesta la integran muchos instrumentos, de cuerda, de viento, de percusión… y uno que centra todas las miradas… aunque no suene: la batuta del director.

Además, hay abundantes herramientas, objeto también de numerosas miradas y que tampoco suenan: las partituras.

Pues bien, en noviembre pasado, se publicó lo siguiente:
La Orquesta Filarmónica de Bruselas ha ofrecido, en primicia mundial, el primer concierto en el que los músicos leen las partituras en la pantalla de una tableta en vez de hacerlo sobre el papel.

Curiosamente, durante la visita que pudimos realizar en un par de semanas antes al interior del Palau de les Arts, una de las cosas que se nos comentó fue el ‘problema’ de las partituras, no tanto las de la orquesta, sino las de los directores.

Y no por cuestiones de publicación, de volumen, del número de copias,…; no, la cuestión principal era… que la partitura la tenía anotada el director. En ella, marcaba su particular tempo, sus pausas, sus cadencias, sus protagonismos instrumentales,… en definitiva, su personalización.

Por eso, dirigen con sus propias partituras, que, naturalmente, son tan viajadas como ellos. Es más, en ocasiones, viajan con una segunda copia que, por seguridad, viaja… incluso en otro avión.

Aunque tal vez esto empiece a acabarse:
Ese software que permite al director escribir anotaciones sobre las partituras de cada miembro de la filarmónica y que éstas aparezcan en tiempo real en las pantallas de los músicos, un procedimiento que se antoja más laborioso con partituras en papel.

La personalización manuscrita de las partituras, claro. La personalidad de los directores de orquesta, ¡nunca!

Créditos:
Extractos de la noticia publicada en ABC en noviembre de 2012.
Fotografía de una de las partituras utilizadas el pasado viernes en el concierto de cumpleaños del Coro de la Generalidad Valencia, en el Palau de les Arts, del autor.

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