“Cuando ya Herodes le iba a presentar, aquella misma noche estaba Pedro
durmiendo entre dos soldados, atado con dos cadenas; también unos centinelas ante
la puerta custodiaban la cárcel. De pronto se presentó el ángel del Señor y la
celda se llenó de luz. El ángel golpeó a Pedro en el costado, le despertó y le
dijo: «Levántate aprisa.» Y cayeron las cadenas de sus manos. Le dijo el ángel:
«Cíñete y cálzate las sandalias.» Así lo hizo. Añadió: «Ponte el manto y sígueme.»
Salió y se disponía a seguirle. No acababa de darse cuenta de que era real
cuanto hacía el ángel, sino que se figuraba ver una visión. Habiendo atravesado
la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta y hierro que daba a la
ciudad. Ésta se les abrió por sí misma. Salieron y recorrieron una calle. Y de
pronto el ángel se apartó de él. Pedro volvió en sí y dijo: «Ahora me doy
cuenta realmente de que el Señor ha enviado su ángel y me ha librado de las
manos de Herodes y de todo lo que esperaba el pueblo de los judíos.»”
Una lectura que se puede
hacer de este episodio es que, como San Pedro, sus sucesores, es decir,
los Papas, no pueden permanecer encadenados, sino en libertad para proclamar la Palabra
de Dios.
La otra lectura,
conociendo la Historia, es que ello no quita que el Papa sufra (como hizo San
Pedro) martirio por ello, y por Ella llegue a morir.
Créditos:
Fotografía de San Pedro liberado por un ángel, óleo
sobre lienzo, obra de Vicente Inglés, en la Catedral de Valencia, en octubre de
2012, del autor.
Extracto de los Hechos de los Apóstoles (12, 6-11),
tomado de la Nueva Biblia de Jerusalén,
revisada y aumentada, editada en 1998 por Desclée De Brouwer.
El título de la anotación
es un fragmento del versículo 7, del mismo capítulo 12 Actus Apostolorum, tomado de la Biblia
Vulgata, en edición de Colunga-Turrado, publicada por Biblioteca de Autores
Cristianos (duodécima edición, de 2005).
Tienes toda la razon. Si el Papa es el Sucesor de San Pedro, su destino ha de ser el mismo de San Pedro, es decir hasta la Cruz. No cabe otra salida. Me acuerdo tambien de la bella Tradicion del Quo vadis. Quo vadis Domine? le dice San Pedro al Señor en la Via Apia cuando el Apostol huye despavorido de la persecucion de Neron. Eo Romam iterum crucifigi, le contesta Jesus: Voy a Roma para ser crucificado de nuevo. Esta es la verdad.
ResponderEliminarBienvenido, Francisco Javier Simeón Vives, y gracias por el comentario.
ResponderEliminarY, como dijo Jesús, que cada uno coja su Cruz, que será literalmente en unos casos, y con distintos sufrimientos, en otros.
Un saludo.