“Sería demasiado extenso contar todas las cosas que Rafael nos narró
acerca de lo que observó en cada uno de los países que recorrió y tampoco es
ésta la finalidad de la presente obra. Tal vez en otro libro lo relataremos con
todo detalle y expondremos lo que es necesario saber, como son las leyes y las
ordenanzas rectamente dictadas observadas por aquellos pueblos para vivir de
forma más perfecta. Efectivamente, le preguntamos ávidamente sobre tales cosas,
y él, con toda amabilidad, satisfizo nuestra curiosidad. No pensamos en ningún
instante en los monstruos, los cuales ya son muy sabidos. Pues las rapaces
Escilas y Celenos, los lestrigones antropófagos, y los otros grandes portentos
de igual especie, se hallan casi en todas partes, y, en cambio, ciudadanos
inteligentemente regidos es muy difícil hallarlos.”
A finales de 1516, se
publica en Lovaina la obra De optimo
statu reipublicae deque nova insula Utopia, más conocida, abreviando, como Utopía.
A punto de cumplirse el
medio milenio de su publicación, bien puede decirse que estas consideraciones
de Santo Tomás Moro no sólo no han perdido vigencia, sino que, tristemente, son
de plena actualidad.
Créditos:
Extracto de la primera
parte de la obra Utopía, de Santo
Tomás Moro, según traducción de F.L. Cardona y T. Suero, para Editorial
Bruguera, tomado de la edición realizada por Sarpe, como número 17 de su
colección Los grandes pensadores, en
1983 (pp.36-37)
Como bien dices, es bastante triste que los seres humanos repitamos una y otra vez los mismos errores... ¡Lo que nos cuesta escarmentar!
ResponderEliminarUn saludo.
MGae, en realidad no creo que cueste tanto escarmentar... porque parece más bien que ni se intenta.
ResponderEliminarUn saludo.