Los libros, como todo el mundo sabe, son como las cerezas: vas a recoger encargos pendientes y te traes, enganchados a ellos, unos cuantos libros más. Y eso que no es época aún de cerezas…
No me hables, no me hables..., que empiezo a verme como tú...
Este febrero ha sido especialmente abundante en llegadas librescas a mi biblioteca: entre aquellas procedentes de una mudanza ajena (con interesantísimas adquisiciones) y el vil expolio (permitido, pero vergonzoso -¿por qué son tan buenas las madres y a todo dicen sí?) de la biblioteca materna, veo que me acerco peligrosamente a ese momento en que yo también tendré que preguntarme: "¿Y ahora dónde los pongo?"
No me hables, no me hables..., que empiezo a verme como tú...
ResponderEliminarEste febrero ha sido especialmente abundante en llegadas librescas a mi biblioteca: entre aquellas procedentes de una mudanza ajena (con interesantísimas adquisiciones) y el vil expolio (permitido, pero vergonzoso -¿por qué son tan buenas las madres y a todo dicen sí?) de la biblioteca materna, veo que me acerco peligrosamente a ese momento en que yo también tendré que preguntarme: "¿Y ahora dónde los pongo?"
Eso es trampa: no vale traerse ayuda de la casa de mamá (sólo los guisos cocinados en olla a presión).
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