El cambio del horario de
verano al de invierno de hace 25 años me pilló con unos amigos pasando unos días
de finales de septiembre en París.
Lógicamente, estábamos
para todo menos para recordar un detalle tan nimio, con el resultado de que ese
domingo aparecimos por la cafetería de donde nos alojamos con ganas de
desayunar… y quedándonos con las ganas durante una hora. También hay que decir
que no fuimos los únicos (al menos un francófono también picó).
Se ve que, a pesar de
estar en plena Francia, no conseguimos coordinarnos con el correspondiente
gallo, problema que posiblemente sí resolvieran en cierta granja española muchos años antes.
(Lo que me lleva a
preguntarme desde cuándo se realiza el cambio de horario, pero… ¡ahora no son
horas!)
Créditos:
Viñeta de Xaudaró, publicada en Blanco y Negro, tomada del tomo III de
la colección Chistes de Xaudaró,
publicado por Prensa Española, sin fecha, de la biblioteca del autor.
Desde que puedo recordar, mi madre protesta, año tras año, en las dos ocasiones que toca el cambio de hora... Y mis pobres biorritmos también... ;-)
ResponderEliminarUn abrazo.