“¡Pues por esa ciencia que poseéis, como quiera que la hayáis adquirido,
os conjuro a que me contestéis! Aunque tengáis que desatar los huracanes y
lanzarlos contra las iglesias; aunque las espumosas olas confundan y traguen
las embarcaciones; aunque se tiendan los trigos en cierne y se arranquen de
cuajo los árboles; aunque los castillos se desplomen sobre las cabezas de sus guardianes;
aunque los palacios y las pirámides junten su base con su cumbre; aunque ruede
revuelto el tesoro de los gérmenes de la Naturaleza, hasta agotar la misma
destrucción, respondedme a lo que os demande.”
Ante un requerimiento tan
vehemente, las brujas no pudieron sino obedecer a Macbeth, aunque en realidad,
quienes dieron las respuestas fueron superiores suyos, conjurados por las tres
brujas.
“Come, high, or low;
Thyself, and office, deftly show.”
(...)
Thunder.
Third Apparition, a Child crowned with a tree in his hand.”
(...)
Macbeth shall never vanquish’d be, until
Great Birnam wood to high Dunsiname hill
Shall come against him.”
Y así fue.
Créditos:
Extracto de la Escena Primera del Acto IV
Macbeth, de William Shakespeare,
según traducción de Luis Astrana Marín, editada en su día por Aguilar, y
reeditada en 2007 en la colección de kiosco Grandes
clásicos Aguilar, en el volumen I de las Obras completas de William Shakespeare (pág. 194), de la biblioteca
del autor.
Extractos la Escena Primera del Acto IV Macbeth, de William Shakespeare, tomados
de The Illustrated Stratford Shakespeare,
publicado por Chacellor Press en 1982 (reimpresión de 1991) (pág. 790), de la
biblioteca del autor.
Fotografía de la sombra de las ramas
desnudas de unos árboles, ni avanzando ni del bosque de Birnam, sino quietos y del
Jardín del Turia, en Valencia, en abril de 2010, del autor.