“En
White Hall me hablaron de las grandes pérdidas experimentadas por los libreros
del cementerio de Saint Paul: alrededor de ciento cincuenta mil libras
esterlinas. La mayor parte de ellos están en la más completa ruina.”
De este modo comenzaba Samuel Pepys la
anotación correspondiente al 26 de septiembre de 1666, tres semanas después de
que el Gran Incendio de Londres quedara (suficientemente) controlado.
Unos días después (el 5 de octubre),
recordaba lo que la catástrofe había supuesto para los libros y libreros:
“Me
encontré con un pariente de Mr. Kirton, mi librero, quien me describió la
terrible situación de aquél, a causa del incendio. Ardieron más de ciento
cincuenta mil libros. Con tal motivo, cree que actualmente la Nueva Biblia
costará unas cuarenta libras.”
Para hacernos una idea del valor del
dinero en aquella época, podemos leer en la anotación correspondiente al 23 de
enero de (nuestro) 1665 lo siguiente:
“En
las proximidades de Cádiz, o algo así, ocho de nuestras embarcaciones han
librado batalla contra treinta y cuatro navíos holandeses. Echaron a pique al
Rey Salomón, que valía ciento cincuenta mil libras o más y capturaron tres
barcos mercantes. Desde la costa, los españoles se rieron en grande al ver que
los holandeses huían para ganar la costa.”
Tiempo después, el 14 de enero de
(nuestro) 1668, Pepys nos da, gracias a su librero, una buena descripción de lo
sucedido:
“A casa de mi librero, Martin, quien me
entregó el libro que esperaba de la China, con estampas muy raras. De allí, en
coche,…”
Por desgracia, la edición de que dispongo
es, en esta ocasión, demasiado resumida, por lo que hay que recurrir al original:

Otro problema que
tuvieron los libros fue que con el incendio, el plomo de impermeabilización de
las cubiertas de la iglesia se fundió, filtrándose y alcanzando hasta donde, resguardados,
los libros confiaban salvarse.
Esta vez, pues, el plomo
de los tipos móviles de la imprenta para los textos, se vio vencido por el
plomo de las cubiertas.
Nota:
Como ya sabemos, las fechas son según el
calendario juliano, entonces aún vigente en Inglaterra. Además, el cambio de año se celebraba no el 31 de diciembre sino el 24 de marzo, aunque con el
tiempo esto quedaba para asuntos oficiales y la gente (el mismo Pepys, por
ejemplo), “cambiaba” de año como los católicos.
Créditos:
Extractos de las anotaciones correspondientes
a los días 26 de septiembre y 5 de octubre de 1666, 23 de enero de 1665, y 14
de enero de 1668 de los Diarios de
Samuel Pepys, según traducción de Norah Lacoste, tomada de la edición de la
obra realizada por Editorial Renacimiento en 2003 (pp. 274, 276, 180-181, y 337)
Extracto de la anotación correspondiente
al día 14 de enero de 1667/68, tomado del sitio de internet The Diary of Samuel Pepys, gestionado
por Phil Gyford.
Fotografía del nuevo San Pablo, si no
entre libros, sí entre rosas, en septiembre de 2012, del autor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario