sábado, 20 de octubre de 2012

¡Anda, el viaje!


Hace años, éstos podían ser los olvidos más habituales.

Desde hace un tiempo, a éstos o similares, hay que añadir los olvidos que se producen en los cada vez más frecuentes viajes.

Justo al día siguiente de regresar del último viaje a Londres, ABC se hacía eco de “una encuesta elaborada entre más de 130 directores y personal de la cadena hotelera Choice Hotels en Europa”. De acuerdo con ella, “los cargadores y los adaptadores electrónicos (68%) son los objetos que mas olvidan los huéspedes de la cadena hotelera. Le siguen los zapatos o la ropa (21%), material de lectura (8%) y gafas de sol (7%)”.

Casi un año antes se había publicado un estudio similar por parte de la cadena NH Hoteles: “El cargador del móvil, el pijama y la ropa interior, el libro de cabecera, el pasaporte y las ‘delicatessen’ de la gastronomía regional conforman el ‘top cinco’ de los objetos olvidados por los usuarios de NH Hoteles”.

En lo que a mí respecta, no he llegado al caso de olvidar cosas tan insólitas como “una silla de ruedas, una colección de pelucas, un perro, una pierna ortopédica, una alfombra persa de cuatro metros, un oso panda de peluche de 1,80 metros”, ni, por supuesto, 100.000 euros en la caja fuerte del hotel.

De este viaje sólo puedo decir que no sé dónde acabó el peine.

Créditos:
Fotografía de la habitación del hotel en Londres, este pasado septiembre, del autor.

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