Hace años, éstos podían
ser los olvidos más habituales.
Desde hace un tiempo, a
éstos o similares, hay que añadir los olvidos que se producen en los cada vez más
frecuentes viajes.
Justo al día siguiente de
regresar del último viaje a Londres, ABC
se hacía eco de “una encuesta elaborada
entre más de 130 directores y personal de la cadena hotelera Choice Hotels en
Europa”. De acuerdo con ella, “los
cargadores y los adaptadores electrónicos (68%) son los objetos que mas olvidan
los huéspedes de la cadena hotelera. Le siguen los zapatos o la ropa (21%),
material de lectura (8%) y gafas de sol (7%)”.
Casi un año
antes se había publicado un estudio similar por parte de la cadena NH Hoteles: “El cargador del móvil, el pijama y la ropa
interior, el libro de cabecera, el pasaporte y las ‘delicatessen’ de la
gastronomía regional conforman el ‘top cinco’ de los objetos olvidados por los
usuarios de NH Hoteles”.
En lo que a mí respecta,
no he llegado al caso de olvidar cosas tan insólitas como “una silla de ruedas, una colección de pelucas, un perro, una pierna
ortopédica, una alfombra persa de cuatro metros, un oso panda de peluche de 1,80 metros ”, ni, por supuesto, 100.000 euros en la caja
fuerte del hotel.
De este viaje sólo puedo
decir que no sé dónde acabó el peine.
Créditos:
Fotografía de la habitación
del hotel en Londres, este pasado septiembre, del autor.
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