martes, 21 de junio de 2011

Felicidades: le hemos impuesto un premio

Según tengo entendido, en los años cuarenta o cincuenta, se decía, allá por Estados Unidos, la chanza de que en cierto concurso, el primer premio era una semana en Filadelfia; y que el segundo premio era… dos semanas en Filadelfia.

El pasado sábado, por la mañana, íbamos mi hijo y yo a intentar hacer unas compras en “unos conocidos grandes almacenes”, y no recuerdo a santo de qué, él comentó algo sobre ganar un coche de premio y lo bueno que eso resultaría.

Le expliqué que tal vez, pero que de momento había que adelantar el pago de unos impuestos por haber ganado el coche. Le expliqué, además, que por eso tal vez es mejor que el premio sea en metálico, ya que al menos, los impuestos, se retienen del premio y no te toca pagarlos a ti.

“¿Y eso es con todos los premios?” Le tranquilicé. “No, con los sorteos que organiza el Estado, como la lotería, primitiva y similares, no.”

“Pero, ¿por qué hay que pagar impuestos? El premio es tuyo, lo has ganado tú.”

“Si hay que pagar impuestos incluso de lo que ganas trabajando, imagínate de un premio.”

“Pues no lo entiendo.”

Y yo, aun sin entenderlo tampoco, y no queriendo el segundo premio, esta mañana he presentado la Declaración de Renta.

Naturalmente, no he intentado explicárselo a mi hijo. Dejémosle que termine el curso en paz, ¿no?

Créditos:
Imagen parcial del sobre en el que me llegó el borrador de la Declaración.

2 comentarios:

  1. Creo que sólo faltó una pregunta (como cierta campaña)
    "¿Papa, por qué somos del Atletic?"

    Dificil explicación.

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  2. Yo hoy entregué la mía y le impuse una devolución al Estado, de modo que estoy satisfecha ;-)

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