miércoles, 11 de noviembre de 2009

La Gran (mentira de la) Guerra

Sin perjuicio de las omisiones (dudo que olvidos) en un brindis o en un protocolo, debo reconocer que la Ministra de Defensa, señora Chacón, se esfuerza en la labor pedagógica de mostrarnos la realidad tal y como es, sin falsos prejuicios.



Así, por ejemplo, el último 19 de septiembre, en la base de Getafe, dijo a los que regresaban de Kosovo: “No fuisteis a trazar fronteras, sino a socorrer a gente”, y también a “dar estabilidad” a la zona.

O bien, poco después, el 28 de octubre en el Congreso de los Diputados, manifestó, en relación con Afganistán, que las tropas trabajan en “un entorno de violencia y riesgo innegables”, con el objetivo de “culminar cuanto antes nuestra misión de estabilización, desarrollo y reconstrucción. Pero eso sólo podrá ocurrir cuando los propios afganos tengan la capacidad de hacerse cargo del país”; en resumen, ‘operaciones de paz en escenarios de guerra’.

Esta labor pedagógica poco a poco va consiguiendo ciertos éxitos, aunque, como en todos los sitios, haya alumnos reacios; por ejemplo, yo mismo, hace un año.

Y es que hoy se cumplen 90+1 años de una decisión que acabó dando forma al más conocido actualmente de los tratados que llevan por nombre el de la población palaciega de la corte francesa del XVIII, c’est à dire, Versalles, es decir, el Tratado de Versalles de 1919.




La expectación durante ese mes de junio del 19 (según foto de archivo de ABC – hay otra más ‘curiosa’ pero no consigo localizarla) tenía su razón de ser, aunque triste, según la visión de la contemporánea ministra.

Porque esa decisión de hace 90+1 años supuso el final de la “estabilidad” absoluta que se había conseguido en el trazado de las trincheras, que no fronteras; y la conclusión de misiones humanitarias, en “entornos de violencia y riesgo”, de estabilización y desarrollo, como las realizadas en el Somme, el Marne o en Verdún.

Los pueblos de Francia, Gran Bretaña o Alemania, por ejemplo, vieron frustados sus esfuerzos de colaboración, ayuda y solidaridad con los pueblos alemán o francés, por ejemplo, pues las ‘operaciones de paz en escenarios de guerra’ finalizaron sin saber con certeza si estos pueblos tenían la capacidad de hacerse cargo de su propio país (por lo que, como primera providencia, se decidió variar las fronteras, para evitar estas dudas y confusiones).

En resumen, la consecución del armisticio del 11 del 11 a las 11 y 11 (hora de París) no fue sino un triste momento, desde la perspectiva actual, pues obligó a la interrupción de las misiones humanitarias y operaciones de paz que con gran esfuerzo se estaban llevando a cabo.

Aunque hubiera quien a todo eso llamara no guerra, sino Gran Guerra.

1 comentario:

  1. ¿Lapsus? ¿Seguro que el olvidado brindis por España fue un lapsus? Ay, qué malpensadada soy. Mañana mismo a confesarme.

    Del trajecito..., mejor no opino: pasamos del pre-mamá al estilo Oeste (sin sombrero). Sí..., mejor no opino... Ya está Pertegaz para hacerlo entre puntada y puntada a los vestidines de Letizia.

    Lo confieso: también yo suspendí en junio... Soy tan mala estudiante como tú porque, como Espe, no me resigno (qué buen discurso dio)a aprenderme la lección socialista. Ya ves, soy autodidacta.

    Y, por fin..., que petardos los del Versalles ése..., mira que ir a jorobarle a la ministra una base histórica sobre la que asentar su lectura pacifista del mundo... No puede ser, no. Esto hay que cambiarlo: ¡que borren los libros de historia! Es absolutamente imprescindible una nueva Ley de la Memoria Histórica..., esta vez europea.

    Saludos.

    S. Cid

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