miércoles, 1 de mayo de 2013

Equilibrios… científico-sociales

Barcelona 28, 2 tarde. Ayer estuvo el profesor Einstein en el Sindicato único de la distribución devolviendo la visita que le había hecho la delegación de dicho Sindicato. Le saludó, en nombre de la Confederación Nacional del Trabajo, Angel Pestaña al cual dijo el Sr. Einstein. “Yo también soy revolucionario, pero en el terreno científico, y como los científicos me preocupan también los temas sociales, que estimo que constituyen uno de los aspectos más interesantes de la humanidad.” El profesor Einstein, refiriéndose a la represión última, dijo que creía que en ella había habido más ofuscación que maldad, y deseó a los sindicalistas suerte en el éxito final.

Un día después…
El famoso autor de la teoría de la relatividad es nuestro huésped desde anoche. (…)
Al recoger en estas columnas la noticia de su llegada, damos la más cordial bienvenida al ilustre sabio.
En Guadalajara tomo el rápido de Barcelona y me pongo en busca del que es ilustre huésped de España y hoy de Madrid. Después de echar la mirada en unos compartimientos, lo percibo a través del cristal conversando con su esposa. (…)
Toco en la puerta. Einstein levanta hacia mí una mirada sorprendida, casi asustada. ¿Habrá sufrido mucho por las indiscreciones de periodistas? Entro, me presento, le exhibo el ABC de esta mañana, que lleva en primera plana su fotografía. Y sencillamente, sin más preámbulo, se levanta, me da la mano y me invita a sentarme. (…)
Mientras el tren corre hacia Madrid, Einstein me honra soportando mis preguntas.

Sufrir las indiscreciones de los periodistas, no sé, pero desde luego, sí parece que sufrió noticias no totalmente ciertas, por decir algo:
- Le ruego a usted –me dice Einstein– que rectifique las declaraciones que se me atribuyen. Es cierto que acepté la invitación de los sindicalistas; pero dije lo contrario de lo que escriben los periódicos. Dije que no soy revolucionario, ni siquiera en el terreno científico, puesto que quiero conservar cuanto se pueda y pretendo eliminar tan sólo lo que imposibilite el progreso de la ciencia. Dije que debía hacerse lo mismo en la sana evolución política. ¿Cómo hubiera podido pronunciar las palabras que se me atribuyen, puesto que vivo apartado de toda actividad política? Cierto que soy un sincero demócrata, me interesan los problemas sociales y deseo la igualdad de derechos para todos los seres humanos; pero no tengo fe en una sociedad socialista ni en el programa de producción de los comunistas.”

Como puede verse, una cosa es mantener el equilibrio entre la física clásica y la relativa, por decirlo así, y otra más ardua, mantener el equilibrio ante lo que se publica en los periódicos.

Y ni siquiera Einstein pudo, con toda la velocidad de la luz, escapar de esa situación.

Créditos:
Texto de la noticia publicada bajo el título Einstein a los sindicalistas, publicada en ABC el 1 de marzo de 1923, tomado de la hemeroteca en internet del periódico.
Extractos del artículo El profesor Einstein en Madrid. Una hora con Einstein, de Andrés Révész, publicado en ABC el 2 de marzo de 1923, tomados de El periódico del siglo. 1903-2003. 100 firmas-100 años, selección de Catalina Luca de Tena editada por Luca de Tena ediciones en 2002 (pp. 161-165), disponible también en la hemeroteca en internet del periódico.
Fotografía de Albert Einstein, en bicicleta, en Los Ángeles, en 1933 (es decir, hace 80 años, y diez después de las declaraciones transcritas), tomada de La fuerza del conocimiento. La dimensión científica de la sociedad, de John Ziman, en edición de Alianza Editorial como número 765 de su colección El libro de bolsillo, en 1980 (pág. 145), de la biblioteca del autor.

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