Hace un tiempo, cuando
tenía en casa los libros desorganizados (no como ahora, que los tengo
cuasi-desorganizados), hubo un día en que me di cuenta de una casualidad… o no.
En un estante se
encontraba un ejemplar de Polvo de líneas,
conjunto de relatos de Carlos Semprún Maura, editado por Pre-Textos. A su lado,
también editado por Pre-Textos, estaba La
asamblea de los muertos, de Julia Escobar.
¿Y?
La casualidad de los
libros reside en el doble hecho de que el primero, escrito originalmente en
francés, estaba traducido por la autora del segundo; y de que el relato que da
nombre al primero, no deja de tener cierta vinculación con lo narrado en el
segundo.
Los intentos posteriores
de reorganización de los libros han hecho que ahora ya no estén juntos, pero ha
habido un relevo, provisional, pero relevo, al fin y al cabo.
La novela que estoy
leyendo toma su título de un verso de un poema, y en la curiosidad de averiguar
si dicho poema lo tenía en casa, el domingo me fijé en un ejemplar de poemas de
Keats para comprobarlo.
Justo al lado de dicho
libro, colocado con el lomo hacia arriba, y por tanto, no fácilmente
identificable, se hallaba El tío Petros y
la conjetura de Goldbach, en cuya búsqueda había estado buena parte del fin
de semana, lo que me permitió publicar la correspondiente anotación.
En resumen, que Dios los
cría… y los libros se juntan, no sólo en mi casa, sino también en el Parque del
Retiro, en Madrid, donde este viernes se inaugura la Feria del Libro.
Nota:
Por cierto, el poema en
cuestión no lo encontré debido al pequeño detalle de que no era de Keats, sino
de Yeats. Aun así, en el primer libro que pude hojear de Yeats… tampoco estaba.
Créditos:
Cubiertas de los libros
en cuestión.
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