viernes, 6 de diciembre de 2013

Aún nos queda libro por delante

Mientras a consecuencia de las leyes y de las costumbres exista una condenación social, creando artificialmente, en plena civilización, infiernos, y complicando con una humana fatalidad el destino, que es divino; mientras no se resuelvan los tres problemas del siglo: la degradación del hombre por el proletariado, la decadencia de la mujer por el hambre, la atrofia del niño por las tinieblas; en tanto que en ciertas regiones sea posible la asfixia social; en otros términos y bajo un punto de vista más dilatado todavía, mientras haya sobre la tierra ignorancia y miseria, los libros de la naturaleza del presente podrán no ser inútiles.

Créditos.
Prólogo, fechado el primero de enero de 1862, a Los miserables, de Víctor Hugo, según traducción de Nemesio Fernández Cuesta (de 1862), tomado de la edición en dos volúmenes realizada en octubre de 2012 (4ª ed.), por Mondadori en el sello DeBols!llo, de la biblioteca del autor.
Imagen de la ilustración La alondra, es decir, Cosette, (de autoría sin acreditar, y las firmas apenas se leen), tomada de la segunda edición (en cinco volúmenes, ya en 1863) de Los Miserables, realizada en Madrid por Gaspar y Roig, Editores, de la biblioteca del autor.

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