Según la tradición, los Reyes Magos regresaron a Jerusalén coincidiendo con la Pasión y Muerte de aquel Niño al que dieron
tributo y
adoración a poco de su nacimiento, sufriendo martirio por la nueva Fe.
Con el tiempo, las reliquias se recogieron en una única tumba, siendo trasladadas a Constantinopla por indicación de Santa Elena, madre del emperador Constantino el Grande.
San Eustorgio visitó Constantinopla antes de ser nombrado obispo de Milán, recibiendo como donación del Emperador las reliquias de los Reyes (ca. 315). Para el traslado hasta Milán, San Eustorgio hizo esculpir un arca marmórea, y se dirigió hacia Italia atrvesando los Balcanes; en Dalmacia, embarcó para cruzar el mar, y luego, el resto del viaje, se hizo en un carro tirado por bueyes.
Por fin, llegaron ante las puertas de Milán, pero en ese momento, el arca se hizo tan pesada que el carro ya no podía avanzar. San Eustorgio lo entendió como una señal, y ahí mismo, se erigió la basílica original.
Sin embargo, en la Edad Media, Federico I
Barbarroja, destruyó la iglesia durante el asedio de Milán. Si bien las reliquias se salvaron, el monarca vencedor las donó al Arzobispo de Colonia, Rinaldo de Dastel, quien en 1164 organizó un nuevo viaje, en 12 etapas, por Turín, Lucerna y Maguncia, entre otras localidades, hasta Colonia.
En la guerra contra el régimen revolucionario francés, las reliquias quedaron en poder del ejército revolucionario, siendo trasladadas nuevamente, hasta que, ya con Napoleón, fueron devueltas al Arzobispado de Colonia.
Sin embargo, una parte de las reliquias fueron devueltas, a su vez, a Milán, en 1904, lo que se conmemora anualmente junto con la celebración de la Epifanía.
El otro día vi un cartel en la calle relativo a un
Nadal solidari a Patraix, organizado por la Asociación de Vecinos de este barrio de Valencia. Me llamó la atención que el calendario finalizara con el año, y he querido comprobarlo en
su página de internet. Efectivamente es así. La Navidad, por tanto, la celebran sólo desde poco antes (con la figura de Papá Noel), hasta la Nochevieja.
Me dio pena, no porque los Reyes Magos fueran olvidados, sino por quienes decidieran voluntariamente omitirlos.
Porque, al fin y al cabo, si los Reyes Magos fueron capaces de mantener la Gracia que en su momento recibieron, sufrir incluso martirio, y padecer numerosas vicisitudes sus reliquias, ¿quién va a impedirles seguir haciendo desde Oriente los viajes con que todos los años cumplen con las ilusiones de millones de niños (y mayores)?
Créditos:
Datos tomados de la hoja informativa existente en la Iglesia de Sant’Eustorgio, en Milán.
Epifanía, de Nicolás Falcó, del conjunto de
Seis Gozos de la Virgen (ca. 1513-15), en el Museo de la Catedral de Valencia (tomado del Catálogo de la Exposición
La gloria del barroco)
Aparición de San Pedro y San Pablo al emperador Constantino, de Jerónimo Jacinto de Espinosa (ca. 1660), en el Museo de Bellas Artes de Valencia (tomado del Catálogo de la Exposición
La Gloria del Barroco)
Fotografías de la iglesia de Sant’Eustorgio (fachada principal), y del gran sarcófago en su interior, que en su momento guardó las reliquias de los Santos Reyes Magos, en Milán, de abril de 2007, del autor.