El pasado verano traje a
estas páginas un ejemplo de publicidad en el que se mostraba la práctica de un juego que ya no sé si se sigue practicando en algún sitio. Posiblemente, no,
por aquello no tanto de las nuevas tecnologías sino, tal vez, por la
sobreprotección que existe actualmente hacia los niños.
La verdad es que los juegos
de los niños (excepción hecha del fútbol), han cambiado mucho de hace unos años
para acá. Y no por eso han dejado de jugar. Y lo mismo puede decirse de la
lectura.
Que no se conozca quién
es Sandokán dice más de quienes no lo
enseñan (familias, editores y colegios) que de quienes no lo leen. Porque en
realidad, sí se lee mucho, más de lo que se piensa (recordemos no sólo Harry Potter sino el ejemplo de Laura
Gallego y su Idhún); pero se trata ya de otros autores, otras aventuras, otros héroes, y quienes se quejan más bien recuerdan (o recordamos) el aroma de las antiguas lecturas.
Pero sí es cierto y hay
que reconocer que la lectura exige una disciplina para la que no se suele
educar a la infancia actual. Resulta más cómoda la disciplina de un juego de
videoconsola.
Créditos:
Tira de Mafalda, de Quino, tomada de Todo Mafalda, editado por Lumen en 1992
(reimpresión de 1996), de la biblioteca del autor.
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