Ante casos como éste, uno ya no sabe cuál es el eslabón más débil de la cadena.
Si quien fabrica, quien vende, quien compra o quien coloca.
Claro que también puede ser un caso de rebeldía ante las "cadenas opresoras de la ortografía".
Créditos:
Fotografía de un cartel visto en un edificio en Valencia, en marzo de 2015, del autor.
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