“El
pueblo español ama la fantasía y narra, a la manera oriental, historias
maravillosas. En las noches de verano se agrupan en las puertas de sus casas, o
alrededor de las grandes y profundas chimeneas de las ventas, durante el
invierno, escuchan con verdadero deleite las leyendas de santos, las aventuras
de los viajeros y las hazañas de los bandidos y contrabandistas. (…)
Los
alcázares ruinosos de cualquier ciudad tienen todos su dorada tradición que se
transmite de generación en generación por las gentes humildes del contorno.
Estas
tradiciones, como la mayoría de las ficciones populares, están basadas en algún
fundamento por pequeño que sea. (…)
Dadas
las peculiares circunstancias de su historia, la Alhambra es, naturalmente,
fuente inagotable para las consejas populares de este género, habiendo
contribuido en gran parte a confirmarlas el hallazgo de las reliquias
desenterradas alguna que otra vez. (…)
Paso
ahora a relatar las maravillosas leyendas relacionadas con ella, leyendas que
he dado forma cuidadosamente, de los apuntes e indicaciones recogidos durante
mis correrías, lo mismo que haría un anticuario al reconstruir y ordenar un
documento histórico descifrando unas letras borradas a medias, casi
ininteligibles.
Debo
pedirle al lector se muestre indulgente si su credulidad se ve lastimada en algún
momento, y qu recuerde la naturaleza de estos lugares. No puede esperar aquí
que rijan las mismas leyes de probabilidad que en la vida corriente. Tiene que
tener en cuenta que se halla en los salones de un palacio encantado y que todo
es maravilloso y fantástico.”
“En
distintos puntos geográficos fueron naciendo taifas con variopintas dinastías
y, así, en la región de Elvira se hizo poderosa la familia bereber de los Banu
Ziri, los Ziríes procedentes de la Cabila argelina, que decidieron fundar su
propia capital.
Para
ello eligieron, como era de esperar en tiempos de guerra, un cerro situado en
un lugar escarpado, conocido hasta esa fecha por hisn
garnata, «el castillo de las granadas»,
posiblemente una pequeña torre o punto defensivo que se denominaba con el
nombre latino de la fruta malum granatum,
en plural mala granata. Aunque en
seguida se tradujo el apelativo de aquella fortaleza y las fuentes se refieren
a un hizn arrumán (rumán es granada en árabe), su nombre latino
perduró en el topónimo de la ciudad, pues sin duda debió de resultarles hermoso
y exótico.”
“Maravilloso
y fantástico”, “hermoso y exótico”:
algo más de siglo y medio separan estas parejas de calificativos aplicándose,
en última instancia, a una ciudad que este año cumple el primer milenio de su fundación,
Granada, topónimo con origen ‘plural’ pero aplicado a ciudad tan singular.
Y ciudad en la que, a pesar del tiempo
transcurrido, aún no he estado (por lo que esta anotación no tiene ‘santos’).
Créditos:
Extractos del texto Tradiciones, a modo de introducción de los Cuentos de la Alhambra, de Washington Irving (cuyo 230º cumpleaños
fue hace 10 días), según traducción de Guillermo Lorenzo, tomados de la edición
conjunta con La leyenda de Sleepy Hollow
(y bajo este título) realizada en febrero de 2003 para la Biblioteca El Mundo: Las 100 mejores novelas de la literatura universal
contemporánea (pp. 77-80).
Extracto del artículo Granada, mil años y un día, de Cristina
de la Fuente, publicado hoy en ABC
Cultural.
De santos, viajeros, bandidos y contrabandistas... ¿Cuándo cambiamos el orden los españoles?
ResponderEliminarA fe mía que más de una fibra toca Don Posodo, con esta su entrada.
Gracias.
Uno de los mejores libros que he leído (y lo hice, por consejo materno, cuando era muy, muy joven) y que dejó en mí dulce recuerdo. Desde hace tiempo lo tengo pendiente de relectura.
ResponderEliminarY a quien pueda interesar: Si le gustaron los cuentos de la Alhambra atrévase con el "Manuscrito encontrado en Zaragoza" de Jan Potocki.
ResponderEliminarUrumo: Hace tiempo alguien me lo recomendó, o lo leí recomendado por ahí, o encontré una reseña sobre él que llamó mi atención. No sé cuál de esas opciones, u otra que se me haya olvidado, fue la que ocurrió en realidad, pero el libro llegó a mis oídos y me interesó. De hecho, creo que anduve buscándolo en préstamo.
ResponderEliminarYa no hay más que hablar. Después de la urumesca recomendación, va directo a la lista de obligada lectura.
Gracias :-)
De hecho, acabo de autoprestármelo.
ResponderEliminarSi alguien está interesado en un représtamo, que lo pida y gustosa se lo haré llegar.
URUMO:
ResponderEliminarLa fibra tocada es acierto suyo: en este caso, y aunque hay quien no se lo crea, no había segunda lectura/escritura por mi parte.
Sobre la recomendación del Manuscrito..., lo leí cuando el pasado siglo aún era joven, bueno, adulto, y tengo un recuerdo muy nebuloso. Hace un tiempo salió una nueva edición (¿de Pre-Textos tal vez?), sobre la cual los comentarios en prensa me hicieron sospechar que la edición mía (del famoso El libro de bolsillo) no estaba completa. El caso es que no lo he comprobado.
S.Cid: con lo último expuesto, creo que ya tendrás duda sobre la entidad de lo prestado ;-). Por ello, quedamos a la espera de que nos la resuelvas.
Un saludo a ambos.