De este modo tan sencillo
vino a presentarse ante nosotros (aunque en la persona de Antoine de Saint-Exupéry)
un pequeño Príncipe procedente del asteroide B 612.
De ello se cumple hoy los
primeros setenta años, y desde entonces, tenemos la mejor demostración de lo
que, bien empleado, ayuda a que el mundo sea mejor: la imaginación.
(Bueno, la imaginación también
ayuda a mejorar mucho ciertos dibujos de ovejas.)
Créditos:
Ilustración (acuarela) y
extracto del capítulo II, de Le Petit
Prince, de Antoine de Saint-Exupéry, tomados de la edición publicada por
Gallimard en su colección Folio
(reimpresión de agosto de 2012).
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