Como todo el mundo sabe,
la ceremonia de entrega de los premios Oscar
es algo que pobremente realizan allá en Estados Unidos.
No puede ser de otra
manera, pues, en general, el nivel de calidad de las películas que se proponen
para el concurso, ídem de la dirección artística de la ceremonia, y, sobre
todo, el nivel de los guionistas de la misma y de los discursos de los
premiados (enhorabuena a los premiados, eso sí), están a una distancia astronómica
(por debajo, claro) de sus respectivos colegas que participaron hace una semana
en nuestra indígena gala de los
premios Goya al cine (cuya principal
característica es que trata de películas cuya existencia uno ignoraba tan feliz).
La explicación de ello está
en algo tan sencillo como visitar la página de la Casa Blanca, y descubrir que
en el Gobierno Federal de los Estados Unidos… ¡no existe Ministro de Cultura!
Y claro, qué cabe esperar
de un raquítico Departamento de Educación (su presupuesto es de 68.600 millones
de dólares) cuya misión es, únicamente, “to
promote student achievement and preparation for competition in a global economy
by fostering educational excellence and ensuring equal access to educational
opportunity.”
Pues eso, que ir a una
gala de premios sin poder meterse con un ministro que no existe… es tontería.
(Aunque, pensándolo bien,
en estas cosas, en Estados Unidos, no son tontos, por lo que la tontería debe de estar…)
Créditos:
Fotografía de las figuras
similares a las estatuillas de los premios Oscar,
existentes en el vestíbulo de los Cines Lys, en Valencia, en febrero de 2012,
del autor.
Extracto de la referencia
al Department of Education, tomado de la página The White House.
Claro, claro, no se puede comparar...
ResponderEliminar(Ahora me entero que se ha producido lo de los Goya... )
Abrazos