Hace cosa de un mes, durante uno de los desplazamientos por Valencia, yendo de un sitio a otro, adelantamos a un vehículo de la Guardia Civil. Y me fijé en una de las pegatinas que llevaba en un lateral.
De siempre, recuerdo que durante los viajes que hacíamos toda la familia junta, primero en un R-8 y luego en un R-12 ranchera, por esas carreteras nacionales, o no, que entonces había (y que, proporcionalmente a los más de treinta años transcurridos, no eran peores que las de ahora); recuerdo, decía, cómo, de vez en cuando, nos encontrábamos con una pareja de la Guardia Civil (eso de Tráfico lo averigüé más tarde: eran guardias civiles, y punto), que estaba estacionada en algún punto de la carretera, o bien nos cruzábamos con ella, y cómo mi padre les hacía un amistoso saludo con la mano, agradeciéndoles su trabajo, su presencia y su dedicación.
Sin embargo, de un tiempo a esta parte, la curiosa forma de gestionar la Administración ha conseguido que el común de los mortales vea a la Guardia Civil de Tráfico como agentes de recaudación, es decir, multas y tentetieso, y punto (lo que, evidentemente, tiene menos humor que las viñetas de La hoz de oro, tercera aventura de Astérix).
Por mi parte, prefiero mantener esos recuerdos, en blanco y negro, diríamos, en las carreteras bajo el sol, lluvia, viento o frío, especialmente ahora que se cumplen 50 años de la constitución de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, y cuyo logo era la pegatina que vi en el coche y que ha sugerido esta anotación.
En esta página hay un enlace a un fichero que cuenta cosas de estos 50 años y de donde he obtenido la veterana foto con la que he ilustado estas líneas.
Tras estos días de puente, y antes de estas fiestas de Navidad y Reyes, en las que mucha gente hará uso de las carreteras para desplazarse para descansar y/o reunirse con la familia, un pequeño agradecimiento por esta dedicación.
Una anécdota personal para acabar:
Hace algo más de diez años, en un viaje de Valencia a Huesca, paré en Monreal del Campo para un desayuno, mientras amanecía, sobre las ocho de la mañana. Tal y como entonces estaba la carretera, había que salir de ella desviándote hacia la izquierda, para entrar en el restaurante (en concreto, El Botero). Esta maniobra suponía, lógicamente un STOP para cruzarte con el tráfico del sentido contrario.
Como había nulo tráfico y suficiente visibilidad, no respeté el STOP, y entré directamente en la zona de aparcamiento del restaurante. Paré el motor y mientras que quitaba el cinturón y demás, se me acercó un guardia civil.
Me saludó y me dijo que en el giro no había hecho el Stop. Le contesté que efectivamente, lo que había hecho más bien era un ‘Ceda el Paso’ que un ‘Stop’. Me respondió que vale, pero que no lo volviera a hacer, me saludó y se fue.
De siempre, recuerdo que durante los viajes que hacíamos toda la familia junta, primero en un R-8 y luego en un R-12 ranchera, por esas carreteras nacionales, o no, que entonces había (y que, proporcionalmente a los más de treinta años transcurridos, no eran peores que las de ahora); recuerdo, decía, cómo, de vez en cuando, nos encontrábamos con una pareja de la Guardia Civil (eso de Tráfico lo averigüé más tarde: eran guardias civiles, y punto), que estaba estacionada en algún punto de la carretera, o bien nos cruzábamos con ella, y cómo mi padre les hacía un amistoso saludo con la mano, agradeciéndoles su trabajo, su presencia y su dedicación.
Sin embargo, de un tiempo a esta parte, la curiosa forma de gestionar la Administración ha conseguido que el común de los mortales vea a la Guardia Civil de Tráfico como agentes de recaudación, es decir, multas y tentetieso, y punto (lo que, evidentemente, tiene menos humor que las viñetas de La hoz de oro, tercera aventura de Astérix).
Por mi parte, prefiero mantener esos recuerdos, en blanco y negro, diríamos, en las carreteras bajo el sol, lluvia, viento o frío, especialmente ahora que se cumplen 50 años de la constitución de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, y cuyo logo era la pegatina que vi en el coche y que ha sugerido esta anotación.
En esta página hay un enlace a un fichero que cuenta cosas de estos 50 años y de donde he obtenido la veterana foto con la que he ilustado estas líneas.
Tras estos días de puente, y antes de estas fiestas de Navidad y Reyes, en las que mucha gente hará uso de las carreteras para desplazarse para descansar y/o reunirse con la familia, un pequeño agradecimiento por esta dedicación.
Una anécdota personal para acabar:
Hace algo más de diez años, en un viaje de Valencia a Huesca, paré en Monreal del Campo para un desayuno, mientras amanecía, sobre las ocho de la mañana. Tal y como entonces estaba la carretera, había que salir de ella desviándote hacia la izquierda, para entrar en el restaurante (en concreto, El Botero). Esta maniobra suponía, lógicamente un STOP para cruzarte con el tráfico del sentido contrario.
Como había nulo tráfico y suficiente visibilidad, no respeté el STOP, y entré directamente en la zona de aparcamiento del restaurante. Paré el motor y mientras que quitaba el cinturón y demás, se me acercó un guardia civil.
Me saludó y me dijo que en el giro no había hecho el Stop. Le contesté que efectivamente, lo que había hecho más bien era un ‘Ceda el Paso’ que un ‘Stop’. Me respondió que vale, pero que no lo volviera a hacer, me saludó y se fue.
Hace dos dias saliendo de Betera hacia Valencia, tras haber pàsado consulta, me paro tambien una parejea de GC y me comento caballero lleva las luces de antiniebla encendidas y no esta permitido, las apague y adios. No paso nada me saludaron diciendo hasta mañana doctor
ResponderEliminarA mí nunca me ha parado la Guardia Civil. Sólo en dos ocasiones lo han hecho y una fue la Ertaintza esa o como se escriba y la otra una pareja de municipales en una calle de Madrid. ¿Me verán cara de borrachuza? Pues en ambas di 0,0. Si no bebo nunca..., sería de tontos hacerlo cuando voy a conducir, vamos digo yo... Claro que eso ellos no lo saben. Así que sólo me queda lo de la cara... ¡Oh, Dios mío...! ¿Será verdad? ¿Tendré la nariz roja y los ojos de beodilla? ¡Voy corriendo a mirármela!
ResponderEliminar[...]
Pues no..., no tengo cara de alcohólica, así que la próxima vez que me paren le preguntaré al señor agente qué método de elección siguen ;-)
Saludos.
S. Cid