viernes, 15 de enero de 2010

Acqua alta...

En la obra de referencia de la anotación anterior, podemos leer:
Sarpi se había distinguido por un vivo interés por la filosofía y la ciencia, interés que –si bien a menor escala– conservó durante toda su vida. (…) Es en sus apuntes donde se encuentra la primera exposición de la teoría galileana de las mareas.
(…)
No hay indicio alguno de que
[Galileo] pudiera haberse sentido especialmente interesado por la astronomía antes de 1595, año en que ideó una explicación mecánica del fenómeno de las mareas en base a los dos movimientos circulares que Copérnico había asignado a la Tierra: éste parece haber sido el origen de su preferencia por la nueva astronomía.” (pág. 51 y 53)

Si hay un sitio donde las mareas condicionan la vida de sus habitantes, aunque sea en combinación con lluvias importantes y un apreciable viento del sur, es Venecia. Muy poéticamente, este fenómeno es conocido como acqua alta.

En una anotación de algo más de un año en que comenté sobre las inundaciones de Florencia, y en particular sobre las habidas en noviembre de 1966, mostré una noticia de The Times donde hablaba asimismo de que Venecia también se había visto afectada por una intensa acqua alta (“Venice is like a gigantic boat half sunken. Last night it was submerged again by the tide”). En esa noticia publicada el día 7 y en la del día 9, también en el mismo periódico, en noviembre de 1966, podemos apreciar la gravedad de lo sucedido entonces (ese 4 de noviembre las aguas alcanzaron un nivel de 1,94 metros, unos 110 cm en la Plaza de San Marcos, lo que se dice pronto).

En un establecimiento donde comimos, tenían en una pared diversas fotos de un fenómeno de acqua alta. Inducido por el hecho de que eran en blanco y negro pregunté si eran de noviembre de 1966, y me contestaron que no, que eran del primo de diciembre de 2008. Al volver del viaje, lo confirmé (y recordé) en diversas noticias de prensa de entonces, demostrándose una vez más que las desgracias nunca vienen solas (en esta ocasión, tuvo la forma de un fulano que demostró una absoluta falta de respeto y consideración ante los perjuicios de los demás, salvo los turistas, que no viajeros: “el evento concluyó con una estruendosa ovación por parte de una asombrada multitud de turistas”).

Durante nuestra estancia en Venecia en septiembre pasado pudimos observar, en la Plaza de San Marcos y otras calles de la ciudad, e incluso en el interior de establecimientos públicos, apiladas y listas para su uso, pasarelas que en su momento se puedan disponer formando unos pasillos por encima de las aguas.



Ante lo habitual del caso, cabe entender que no haya placas del estilo de las vistas en Florencia, o de las tan comunes en Valencia, que recuerden el nivel alcanzado por las aguas. Sin embargo, sí vimos una, muy escueta, pues sólo mostraba una fecha. Aunque no he encontrado referencias a un acqua alta en 1902 (y en agosto, que no es lo normal), sino a otra catástrofe sucedida en Venecia ese año, y de la que hablaremos en otra ocasión.

Este diciembre se ha repetido (y por dos veces) el fenómeno de acqua alta, y con una intensidad muy importante. La primera de ellas (en realidad, el día 30 de noviembre), nos ofreció una foto anecdótica (de Andrea Merota, distribuida por EFE), y con motivo de la segunda, se decía en la prensa algo de lo que hablaremos en la siguiente anotación.

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