Hojeando un par de libros para conocer algo de cierto periodo de la historia de Francia, me he encontrado, como suele suceder, con aquello que, tal vez, no buscaba.
En Historia de la civilización en Europa, de François Guizot (el mismo autor de la Historia de la Revolución de Inglaterra, objeto de un comentario de la siempre bienvenida S.Cid al hilo de una anotación que no tenía nada que ver, directamente, con el libro), en la Historia…, decía, aunque aún no lo he leído (total, sólo hace algo más de 26 años que lo compré), decía, de nuevo, recaí en el prólogo, obra de José Ortega y Gasset.
Aunque en la obra, salvo error, no se habla del periodo que me interesaba, sí lo hace Ortega en el prólogo; es más, casi podría decirse que es el momento histórico que precisamente le interesa. En concreto, sobre la Restauración tras los años de Napoleón, dice:
“Agotado el ciclo de las experiencias puras no quedaba otro remedio que ensayar las mezclas. La Restauración fue la primera combinación de principios antagónicos. Se llama a los Borbones, mejor dicho, se los aguanta, pero atándoles antes las manos.”
Tras esto, me he dirigido hacia Breve historia de Francia, obra de Albert Gérard, que tampoco he leído aún, aunque es algo más reciente en mi biblioteca (va a cumplir sólo 21 años).
Aquí sí se contempla el periodo que me interesa, aunque no los hechos concretos que busco. Sin embargo, lo que he encontrado no es desechable:
“Cuando Napoleón cayó en 1814, los Borbones estaban casi olvidados. Pero ninguna otra solución –Napoleón II, Bernadotte, Orleáns, una república– contaba con apoyo decidido. Como ocurre tan frecuentemente, parecía que caer de nuevo en la vieja rutina era ser realista; no porque fuese cómodo o eficiente, sino porque era algo ya conocido. Así volvieron los Borbones, ni queridos ni amados, sin haber aprendido nada, sin haber olvidado nada.”
Esta última frase les sonará a aquellos que habitualmente escuchen temprano a cierto presentador de radio. No obstante, desde su modestia, también hay quien opina, más que sobre la institución, sobre quien la ocupa.
Pero bueno, todo lo encontrado hojeando es coincidencia con la actualidad. Que conste.
Igual que también es coincidencia el hecho de que tal día como hoy, pero de 1815 (es decir, hace 195 años), Napoleón se escapara de su reclusión en Elba y acabara regresando triunfante a París, con la huída del Borbón en cuestión (Luis XVIII), y el inicio de los famosos 100 días.
Pero ya hablaremos, o no, de junio de 1815 (Waterloo) y de julio de 1830 (caída del heredero y sucesor de Luis XVIII, Carlos X).
En Historia de la civilización en Europa, de François Guizot (el mismo autor de la Historia de la Revolución de Inglaterra, objeto de un comentario de la siempre bienvenida S.Cid al hilo de una anotación que no tenía nada que ver, directamente, con el libro), en la Historia…, decía, aunque aún no lo he leído (total, sólo hace algo más de 26 años que lo compré), decía, de nuevo, recaí en el prólogo, obra de José Ortega y Gasset.
Aunque en la obra, salvo error, no se habla del periodo que me interesaba, sí lo hace Ortega en el prólogo; es más, casi podría decirse que es el momento histórico que precisamente le interesa. En concreto, sobre la Restauración tras los años de Napoleón, dice:
“Agotado el ciclo de las experiencias puras no quedaba otro remedio que ensayar las mezclas. La Restauración fue la primera combinación de principios antagónicos. Se llama a los Borbones, mejor dicho, se los aguanta, pero atándoles antes las manos.”
Tras esto, me he dirigido hacia Breve historia de Francia, obra de Albert Gérard, que tampoco he leído aún, aunque es algo más reciente en mi biblioteca (va a cumplir sólo 21 años).
Aquí sí se contempla el periodo que me interesa, aunque no los hechos concretos que busco. Sin embargo, lo que he encontrado no es desechable:
“Cuando Napoleón cayó en 1814, los Borbones estaban casi olvidados. Pero ninguna otra solución –Napoleón II, Bernadotte, Orleáns, una república– contaba con apoyo decidido. Como ocurre tan frecuentemente, parecía que caer de nuevo en la vieja rutina era ser realista; no porque fuese cómodo o eficiente, sino porque era algo ya conocido. Así volvieron los Borbones, ni queridos ni amados, sin haber aprendido nada, sin haber olvidado nada.”
Esta última frase les sonará a aquellos que habitualmente escuchen temprano a cierto presentador de radio. No obstante, desde su modestia, también hay quien opina, más que sobre la institución, sobre quien la ocupa.
Pero bueno, todo lo encontrado hojeando es coincidencia con la actualidad. Que conste.
Igual que también es coincidencia el hecho de que tal día como hoy, pero de 1815 (es decir, hace 195 años), Napoleón se escapara de su reclusión en Elba y acabara regresando triunfante a París, con la huída del Borbón en cuestión (Luis XVIII), y el inicio de los famosos 100 días.
Pero ya hablaremos, o no, de junio de 1815 (Waterloo) y de julio de 1830 (caída del heredero y sucesor de Luis XVIII, Carlos X).
Después de estos días en que he estado secuestrada por la vida (laborarl), vuelvo a tu diario y me encuentro por todas partes en una de tus anotaciones: plaf, me topo conmigo misma a cuenta de un libro que ambos tenemos; plaf, otro topetazo a cuenta del "rapapolvo" que le endosé a Ussía ;-) jejeje.
ResponderEliminarEn mi corazón, desde luego, los Borbones no son amados, ni estimados... ni por supuesto deseados, pero creo que eso ya lo sabías, ¿no?, así que no te descubro ninguna novedad.
Saludos (y a ver si no tardas tanto en leer tus pobres libros..., aunque confieso que en mi biblioteca todavía hay algunos que llevan esperando la misma cantidad de años que estos tuyos, así que mejor me callo, que estoy más guapa).
S. Cid