Llevamos algo más de mes y medio con el tema del nuevo gobierno, y, como
requisito previo, quién va a ser (o no) Presidente de Gobierno mediante
votación en el Congreso de Diputados. Ya va para tres semanas que S.M. el Rey
comunicó a quién proponía como candidato: don Pedro Sánchez Pérez-Castejón (sí,
aunque se suele omitir, tiene un Pérez el tal Pedro, pero, aun pareciéndolo, eso
ya no indica -en estos tiempos- que sea hijo de sí mismo).
El caso es que estaba todo el mundo muy entretenido echando cuentas
(también en el sentido de arrojar o tirar, por inútiles): que si 176 votos a
favor, que si va a ser que no, que si más síes que noes, que se abstengan unos cuántos
(y quiénes, claro, pero que se atengan a las consecuencias),…
Así echando cuentas unos y echando letras otros (en la prensa, tertulias y
redes sociales) hemos llegado a hoy. En estos últimos días han sucedido cosas
que estaban previstas (lo del TJUE) y cosas que no estaban previstas (la
postura -o falta de ella, al gusto de más de uno- de la Abogacía del Estado); y
en ello, ha estallado el vodevil de “lo de Bolivia”.
Mientras unos cuantos estaban muy preocupados por el posible acuerdo con
los independentistas, sólo unos pocos lo estaban por el acuerdo con los comunistas
(sección chavista). E incluso otros decían que bueno, vale lo de aceptar al
PSOE en el gobierno, pero sin Pedro Sánchez P.-C.
La opción en la que nadie ha reparado, que yo sepa, es la que ahora tiene
un elemento más para su puesta en escena: que don Pedro Sánchez P.-C. se envuelva
en la bandera de la patria y del sentido común y renuncie a Satanás en sus
formas independentistas y comunistas.
Que al igual que en la famosa escena de Casablanca que ya algunos
han recordado, diga: «¡Qué escándalo! ¡Aquí son corruptos!»; y rescinda
todo posible acuerdo de gobierno con los podemitas, porque «Así ya no podemos».
De este modo, fraseando a Fernando VII, dirá lo de la senda constitucional,
y se arrimará a la propuesta de Ciudadanos. Entre grandes satisfacciones y lloros
de alegría, a la vuelta de Reyes se tendrá una votación que se ganaría en
primera convocatoria, y don Pedro Sánchez P.-C. sería el nuevo flamante
Presidente de Gobieno.
Y es que hasta San Antón, fiestas son.
[Lo que ya no sé es si nombrará un primer gobierno digamos “sin cafeína”, y
luego, a la primera oportunidad que le den Partido Popular y/o Ciudadanos (porque
se la darán, o él la encontrará), crisis de gobierno que te crío, y ya dará
entrada a comunistas e independentistas en el gabinete y en su política de
gobierno; o si esto último lo hará directamente para afrentar de nuevo a PP y C’s,
con merecidas vergüenza y maldición de éstos.]
Y es que ya lo dijo Pablo Iglesias Turrión: «lo importante es que haya
investidura». Porque luego ya no hay quien quite a este flamante (y
flamígero, y llameante) Excelentísimo Señor Presidente de Gobierno.
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