domingo, 26 de agosto de 2012

ὁμιλία: ¿Se me entiende, o es que hablo en griego?

Dice el Santo Padre en Sacramentum Caritatis que la homilía debe evitar generalidades; debe centrarse en dar la formación a los fieles.

Hace cinco semanas éramos, entre el resto de asistentes, un grupo de otras tantas personas participando de la Santa Misa, lo que supone también escuchar la homilía que predicó el señor Cura.

En estas páginas ya recogí y comenté el texto del Evangelio que se leyó ese día.

Naturalmente, lo hice mucho más brevemente que el señor Cura, básicamente, porque mis conocimientos al respecto son los que son, como católico de a pie.

Sin embargo, quedó en el ambiente otra cosa.

Y es que se echa en falta, en muchas ocasiones, en las homilías “la duración adecuada, la entonación (no vale pronunciar el nombre de la Virgen sin devoción), el ritmo, la capacidad de mantener la atención, la concreción, la cantidad de doctrina impartida sin aturdir, etc.

El sermón en cuestión pasará a la pequeña historia por una digresión (o al menos yo la recuerdo como tal). Durante la exposición de los distintos momentos que se marcan en el texto del Evangelio irrumpió una consideración sobre los animales, y en general, el resto de seres vivos, excluido el Hombre. Y es que los animales son criaturas divinas, en cuanto han sido creadas por Dios, pero el Hombre está a un nivel superior, pues él sí tiene conciencia (alma) para poder alabar a Dios, y aquí es cuando llegó la expresión famosa: el Hombre es «portavoz de la alegoría cósmica». Podrá discutirse lo afortunado de la expresión, así como lo acertado de la consideración, pero desde luego, era un tema que difícilmente encajaba con lo que se estaba predicando.

Qué interesante les sería a muchos frailes y sacerdotes aprender de grandes predicadores, como, por ejemplo, San Vicente Ferrer.

Conclusión: no hay que subirse por las ramas sino ir a lo concreto. (…) Debe predicar según la doctrina de la Iglesia, le guste a la gente o no. Ya verás que le gustará, si lo están buscando, ¿es que no lo veis? Y el que habla mal, el obispo le debe prohibir hablar, si no, contamina y confunde. Haciendo las cosas como hay que hacerlas, en una generación se realiza la reforma, no hay más.

P.S.
Por cierto, ¿qué tal las homilías de hoy en relación con la Segunda Lectura?

Créditos:
Imagen de Sermón soporífero, óleo sobre lienzo de Fernando Cabrera Cantó, que se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Valencia San Pío V, y actualmente forma parte, en dicho museo, de la exposición Pintores de entresiglos, tomada de internet.
Extractos de la anotación de Milenko Bernadic, en su ‘blog’ O frío o caliente, alojado en InfoCatólica, publicada el pasado 5 de agosto de 2012.

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