“'Manolete' estuvo bien en su primer toro, pero, por no entrar de largo
y ligero, malogró la estocada. En el cuarto, Manolo se superó a sí mismo. Toreó
al natural con pases largos, lentos, inacabables. Faena dibujada sin prisa,
como si fuera explicando los grados del semicírculo mágico en que una y otra
vez templaba al toro. ¡Tenía importancia aquello! Ya lo creo que la tenía,
aunque Manolo parecía no dársela al mirar al tendido en tanto pasaba el toro
prendido en su muleta portentosa, bandera de un genial descubridor que llegó al
toreo cuando ya todo parecía descubierto. ¡El pase largo de 'Manolete'! Eje del
toreo de ley. Quien está en ese eje puede mirar a las nubes mientras torea.
Torea. ¿Estamos? Porque ayer se torearon toros. Ni novillos ni toracos: toros. Cortó
el cordobés dos orejas, y el público, embriagado, le hubiera hecho la ofrenda
de todo el toro.”
En la corrida celebrada
el 31 de mayo de 1945, con motivo de la festividad del Corpus, en Toledo, fueron
los espadas Manolete, Arruza y Parrita. Como se puede deducir, el
cabeza de cartel aún no era Manolete,
aunque no lo parezca por el entusiasmo de la crónica… y de la gente.
“La Plaza, cubierta de sombreros, de prendas de vestir, de flores,
alfombraba las plantas de Manolo, lento, señor en todo, hasta en el caminar
recogiendo ovaciones. Y, ¡gran noticia!, ayer vimos reír a 'Manolete'. Le arrojaron
unos prismáticos y un elefante de juguete, cuando ya no había sobreros que
lanzar al ruedo. 'Manolete' se colgó los prismáticos en bandolera y recogió el
juguete. Entonces se echó a reír. ¡Como sería la tarde que, al fin, Manolo
llegaba hasta la risa!”
“Público para llenar cuatro plazas como la de Toledo. Ansia, frenesí.
¿Mil pesetas por una entrada? Pues ofreciendo edsa suma por la localidad más
modesta fueron muchos los que se quedaron sin ver la corrida. ¡Si el viejo
caserón, más que toledano manchego, hubiera sido de paredes elásticas!”
Debo reconocer que este
párrafo lo había leído antes de ver la Plaza de Toros de Toledo, la cual, la
verdad, me decepcionó un poco bastante. No obstante, es cierto que lo que no
debe decepcionar nunca no es tanto la plaza como el toreo, y por lo que parece,
esa tarde, toreo hubo.
“Toda la afición madrileña se trasladó a Toledo. Lo de ayer no fué, al
cabo, una hipérbole de feria provinciana, sino una realidad taurina
arrolladora, ante un público no muy dispuesto a dejarse arrollar, pero que, al
fin, se entregó al entusiasmo, al entusiasmo y a la discusión.”
No sabría decir de “toda
la afición marileña”, pero lo que sí sé es que entre ella (y sin haber pagado
esa barbaridad de dinero por las entradas), estaban mi abuelo y mi padre.
Fue la única vez que le
vio torear, y según me ha dicho, Manolete “no
hizo ná”.
División de opiniones,
que se dice.
Nota:
Por cierto, hoy se
cumplen 120 años de la inauguración de la Plaza de Toros de Lisboa,… la cual no
creo haber visto, pero como excusa para la anotación, ha venido bien.
Créditos:
Extractos de la crónica
firmada por Giraldillo, de la corrida
del Corpus, en Toledo, publicada en ABC
el viernes 1 de junio de 1945, tomados de la hemeroteca en internet del periódico.
Fotografías de Manolete del archivo de ABC, tomadas del reportaje publicado el
26 de agosto de 2007 en el suplemento D7
del periódico, de la hemeroteca del autor.
Fotografía de la Plaza de
Toros de Toledo, en julio de 2012, del autor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario