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miércoles, 14 de noviembre de 2012

… pero unos trabajadores más iguales que otros

Hace dos años, durante la segunda quincena de agosto, con dolor e inquietud, con fatiga, tanto física como espiritual, arrodillado ante altares improvisados, sostenido por los medios intelectuales y por los artistas, llevado por un impulso patriótico de los obreros, nacía Solidaridad.
Recordemos vivamente esos instantes; el 31 de agosto, delante del portal de las fábricas de acero de Varsovia, la gente se reunió para participar en la celebración de la misa con los obreros siderúrgicos en huelga. Era domingo. Entonces, cuando luchábamos, recurrimos a Dios para obtener el restablecimiento de la dignidad de los trabajadores, porque todos sabíamos que la victoria de una causa justa no se puede obtener sin Dios.
¡Hoy, en el segundo aniversario del impulso patriótico de la sociedad polaca –y no es el primer impulso de este género– qué podemos decir! ¿Qué podemos decir hoy, después de que los acuerdos de Gdansk y Silesia han sido quebrantados de manera violenta y dolorosa, en una noche de diciembre del año pasado? Se ha dado un golpe, se ha abierto una herida, una herida que todavía sangra. No un golpe mortal, prque es imposible herir de muerte una idea inmortal. Es imposible matar la esperanza. Y Solidaridad era y continúa siendo la esperanza de millones de polacos. Es imposible matar la esperanza de millones de polacos. Una esperanza tanto más fuerte, cuanto más cerca está de Dios por la oración.

Poco más de un mes después de esta homilia, el Parlamento polaco establecía una nueva legalidad para los sindicatos obreros cuyo único resultado práctico fue la ilegalización de Solidaridad.

Para hoy se había convocado una huelga general en España. Los convocantes, principalmente, han sido los sindicatos U.G.T. y CC.OO. La ideología de los mismos es, básicamente, la social-comunista, que muestran claramente cuando hacen sus propios actos (es decir, cuando no tienen que atraer a nadie ajeno a ellos), momentos en los que ondean banderas rojas (algunas, incluso con la hoz y el martillo en amarillo), y cantan la Internacional.

Esa misma ideología que, en Polonia, se reafirmó en el poder totalitario mediante un auto-golpe de estado en diciembre de 1981, y que, en octubre de 1982 prohibió un sindicato porque defendía derechos de los obreros en vez de obedecer las consignas del poder.

La misma ideología que acabó asesinando en octubre de 1984 al sacerdote que denunciaba estos crímenes.

Créditos:
Extracto de la homilía predicada por el sacerdote Jerzy Popieluszko, en la ‘misa por la Patria’ de agosto de 1982, según la traducción de Basili Girbau, tomado de Sermones en Varsovia, recopilación de homilías, textos litúrgicos y otros textos, de las ‘misas por la Patria’ oficiadas por el sacerdote Jerzy Popieluszko entre febrero de 1982 y septiembre de 1984, editado por Arín en octubre de 1985 (pp. 64-65).

domingo, 4 de marzo de 2012

Obreros para la mies

Todo empezó cuando, en la última semana de agosto [de 1980], una delegación de trabajadores de la empresa más grande de la ciudad se dirigió a mi obispo con la petición de enviarles a un sacerdote para oficiar la Santa Misa en el recinto de la fábrica. Me designaron a mí. Aquel día y aquella Santa Misa, no los olvidaré hasta el final de mis días. Iba con un temblor tremendo. Por lo pronto, la situación era enteramente nueva. ¿Qué encontraré? ¿Cómo me van a recibir? ¿Habrá donde oficiar? ¿Quién va a leer los textos, a cantar? Estas preguntas, que hoy, tal vez, suenen a ingenuas, me asaltaban camino de la fábrica. Y entonces, cerca de la puerta, viví la primera gran sorpresa. Un apretado hervidero de gente sonriente y llorosa al mismo tiempo. Y un aplauso. Pensé que detrás de mí venía alguien importante. Pero eran aplausos de saludo al primer sacerdote que franqueaba la puerta de aquella empresa en toda su historia. Como me dije entonces, aplausos a la Iglesia que a lo largo de treinta años venía llamando pacientemente a las puertas de las fábricas.
Mis temores resultaron vanos. Todo estaba preparado: el altar en el centro de la plaza, delante de la fábrica, el crucifijo que luego fue instalado en la entrada, donde aguantó los días difíciles y sigue allí ahora, invariablemente adornado con flores frescas; y hasta un provisional confesionario. También se encontraron lectores. Había que oír aquellas voces masculinas, más acostumbradas a intercambiar palabras nada rebuscadas, que ahora estaban leyendo con unción textos sagrados. Y luego, de mil bocas escapó una especie de trueno: «Demos gracias a Dios». Resultó que también sabían cantar, mucho mejor de lo que se suele cantar en los templos. Pero primero hubo confesión. Me senté en la silla, empotrando casi mi espalda en unos hierros, y aquellos hombres rudos vestidos con monos grasientos se hincaban de rodillas sobre el asfalto enrojecido de lubrificantes y herrumbre.

Aunque en el conjunto de España se celebre el día 19, festividad de San José, por motivos obvios, en Valencia se celebra el primer domingo de marzo; me estoy refiriendo al Día del Seminario.

Bien dijo Nuestro Señor que la mies es mucha y escasos los obreros, pero siempre estará la bendición de que haya obreros como el Beato Jerzy Popieluszko.

Créditos:
Extracto de una respuesta del sacerdote Jerzy Popieluszko, en una conversación con el sacerdote Antoni Poninski, publicada en Lad Bozy, bisemanario polaco para familias católicas, en su número 9, del 1 de mayo de 1983, según la traducción de Helena Panteleeva, tomado de Sermones en Varsovia, recopilación de homilías, textos litúrgicos y otros textos, de las ‘misas por la Patria’ oficiadas por el sacerdote Jerzy Popieluszko entre febrero de 1982 y septiembre de 194, editado por Arín en octubre de 1985.
Imagen de la estampa repartida hoy en las parroquias de Valencia con motivo de la celebración en esta Archidiócesis del Día del Seminario 2012.

jueves, 1 de marzo de 2012

κίνηματος: Breve, pero quedó su testimonio

Hace un mes fui al cine a ver Popieluszko.

Como dije en su día, COPE se hizo eco del estreno de la película, en La Linterna del día del estreno (27 de enero), a través de Jerónimo José Martín, quien empezó, como le dijo Juan Pablo Colmenarejo “por la película que más te ha gustado”, o sea, ésta.

Su conclusión, dicha al principio de la reseña, fue:
Una gran película.

Sobre la trama, comenta lo siguiente:
Subraya un asunto que es clave, también por la beatificación, no sólo que él fue mártir, como ya lo dijo antes de morir Juan Pablo II, sino que además fue sacerdote, sobre todo, y quizá por eso era  tan peligroso, porque era un sacerdote con mucho carisma, que transmitía en sus sermones con una fuerza muy grande el sentido de la dignidad del ser humano, los atropellos del comunismo.

Y finaliza diciendo:
Es un retrato muy sobrenatural por un lado, muy humano.

Con posterioridad, me enteré de que en otro medio también se habían hecho eco del estreno de la película, aunque en la referencia de la dirección de internet y en la pantalla de la misma no se exprese. Se trata de ((esRadio en el programa Es la noche de César, en la sección de cine con Ana Sánchez de la Nieta, también del día del estreno.

Sobre los aspectos técnico-artísticos comenta lo siguiente:
Es más cercano a la televisión que al cine, pero a pesar de todo, es una película muy eficaz, la historia es muy interesante, está… es muy pegada a la realidad.
(…)
Lo que tiene muy bueno esta película es el actor. (…) No es en ningún momento hagiográfica la película, se ve que es una persona con un gran carisma, persona que tiene mucha… mucha fe, actúa por motivos espirituales.

En ambas reseñas se comenta el aspecto parcialmente documental de la película, apoyándose en grabaciones de la época, especialmente de las visitas de S.S. Juan Pablo II a Polonia.

¿Y cuál es mi opinión sobre la película? Pues un poco la mezcla de las anteriores.

La película cubre poco más de cuatro años de la historia de Polonia a través de la vida del Beato Jerzy Popieluszko, y de aquéllos con quienes más trato tuvo durante esos meses: sacerdotes, trabajadores en huelga, familias de éstos,… Muestra las ilusiones, los miedos, las dudas, las decisiones, de todos ellos y cómo van cambiando a lo largo de esos años, con un auto-golpe de estado en medio, modificando drásticamente las ‘reglas de juego’ de la nación.

Es cierto que la película no pasará a la historia ni a la memoria como uno de los grandes clásicos cinematográficos por sus encuadres, por su ritmo, por su montaje; pero también es cierto que no es eso lo que busca, sino rendir homenaje a la figura del Beato Jerzy Popielusxko, y en él, a la verdad y libertad como resultado del amor de Dios.

Y esto, sí lo consigue.

Aunque sea brevemente, pues, como me imaginaba, al menos en Valencia, la película sólo se mantuvo una semana en cartel. Pero ya nos llegará el DVD.

Créditos:
Imagen de la entrada del Cine Lys, en Valencia, para la película Popieluszko, del día primero de febrero de 2012.

miércoles, 22 de febrero de 2012

En el Templo y en el Taller

Porque, al fin y al cabo, es normal que un hombre «descubra», que vea a Dios también fuera del templo: allí donde vive, donde trabaja, donde descansa. La Iglesia siempre se preocupó por despertar semejante conciencia en los fieles. Llevamos muchos años enseñándoles: reza trabajando y por medio de tu trabajo, para que Cristo esté presente en tu mesa de trabajo. Es lo que pedía el Papa: «Abrid las puertas a Cristo». Todas las puertas, las de los estados, las de los sistemas, y también las de las oficinas y las fábricas. Y así ocurrió. Pues fueron ellos mismos, los trabajadores, quienes nos pidieron celebrar Santas Misas en sus lugares de trabajo.

Créditos:
Extracto de una respuesta del sacerdote Jerzy Popieluszko, en una conversación con el sacerdote Antoni Poninski, publicada en Lad Bozy, bisemanario polaco para familias católicas, en su número 9, del 1 de mayo de 1983, según la traducción de Helena Panteleeva, tomado de Sermones en Varsovia, recopilación de homilías, textos litúrgicos y otros textos, de las ‘misas por la Patria’ oficiadas por el sacerdote Jerzy Popieluszko entre febrero de 1982 y septiembre de 194, editado por Arín en octubre de 1985.
Imagen de Sagrada Familia en el taller de carpintero, óleo sobre lienzo, de Jerónimo Jacinto de Espinosa (1640 – 1660), existente en el Museo de Bellas Artes de Valencia, tomada de internet.

martes, 31 de enero de 2012

Un mártir, también en las pantallas

Aunque no lo parezca, el pasado viernes se estrenó la película Popieluszko, la libertad está en nosotros.

Su llegada a las pantallas ya había sido anunciada hace tiempo, y más recientemente, su pre-estreno (del que me enteré tarde). Finalmente, con una curiosa invitación para verla, se estrenó el viernes.

Y aunque apenas nadie se ha hecho eco del evento, dándole toda la relevancia al resto de películas, algún oasis hay entre los medios de comunicación: sí, se trata de La Linterna en COPE.

Eso sí, no está fácil verla: por ejemplo, en Valencia capital, sólo la proyectan en los Cines Lys.

Créditos:
Cartel de la película, tomado de Religión en Libertad.
Pantallazo de la página de estrenos del viernes 27 de enero de El Mundo.