“Los apóstoles se reunieron con Jesús y
le contaron todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado. Él, entonces,
les dice: «Venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar
un poco.» Pues los que iban y venían eran muchos, y no les quedaba tiempo ni
para comer. Y se fueron en la barca, aparte, a un lugar solitario. Pero les
vieron marcharse y muchos cayeron en cuenta; y fueron allá corriendo, a pie, de
todas las ciudades y llegaron antes que ellos. Y al desembarcar, vio mucha
gente, sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen
pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.”
Éste sí fue el Evangelio de hace dos
semanas. Sobre el que podemos destacar diversos aspectos:
- Jesús les dice a sus apóstoles que
vayan a descansar un poco, incluso, “aparte, a un lugar solitario”. Es decir,
que el descanso propiamente dicho supone una separación del trabajo, no sólo físicamente,
sino también con la mente. ¡Ah! Fijémonos que lo solitario no el hombre (Jesús
habla en plural), sino el lugar.
- Lo importante es que el hombre
descanse (“no les quedaba tiempo ni para comer”), y no tanto el momento elegido
(así, no se nos dice que ese día fuera sábado).
- Lo segundo más importante: el
principio. Jesús dice: “Venid también vosotros”. Es decir, no les dice que
vayan a descansar por ahí, sino que vayan a descansar CON ÉL; que el momento
del descanso no es sólo para el cuerpo y la mente respecto del cansancio en el
Mundo, sino también, y especialmente, para el alma. En resumen, el famoso “Santificarás
las fiestas” del Decálogo.
- Lo primero más importante: que aun habiéndose
retirado a descansar con sus discípulos, ni siquiera Él en ese momento, y por
extensión, en ningún otro, descansa: “y se puso a enseñarles muchas cosas”.
Matización a lo anterior: los apóstoles
venían de evangelizar (“todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado”), es decir, ése era su trabajo, y
se habían retirado a descansar. En el Evangelio se nos dice que quien, aun así,
vuelve a la predicación es Jesucristo, no los apóstoles, lo que puede
interpretarse que el hombre, incluso en la evangelización, tiene que descansar un poco.
De ese modo, tanto el cuerpo, como la
mente, recobran energías para hacer bien el trabajo.
Porque, al fin y al cabo, Jesucristo, en
tanto que Dios Hijo, nos cubre el puesto.
Pero eso no quiere decir que nos vaya a
hacer nuestro trabajo, ¿eh?
Créditos:
En el título, transcripción parcial del
versículo 31 del capítulo 6 del Evangelium secundum Marcum, tomada de la Biblia
Vulgata, en edición de Colunga-Turrado, publicada por Biblioteca de Autores
Cristianos (duodécima edición, de 2005)
Transcripción del
Evangelio según San Marcos (6, 30-34), tomada de la Nueva Biblia de Jerusalén,
revisada y aumentada, editada en 1998 por Desclée De Brouwer.
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