“Señor Cicikov:
La tarjeta de visita que, al entrar en el hotel,
dejaste a la recepcionista te califica como «Consejero», rango parecido al de
coronel del ejército zarista.
(…)
Te anda dando vueltas por la cabeza un negocio
magnífico que te dispones a poner en práctica. Te has dicho: «El gobierno
concede tierras colonizables en Cherson a todo el que demuestre poseer un buen
número de siervos de la gleba o 'almas'. Hace poco ha habido una epidemia y los
siervos han muerto, gracias a Dios, en buen número, pero siguen figurando como
vivos en los registros. Aprovecharé esta circunstancia: los compraré a sus amos
como 'almas vivas', aunque en realidad estén 'muertas', y presentaré su lista
al gobierno. Así conseguiré las tierras y me haré rico».”
Entre las diversas cartas
que forman parte de la recopilación Ilustrísimos
Señores, del Patriarca de Venecia Albino Luciani, escritas varios años
antes de ser elevado a la Cátedra de San Pedro como Juan Pablo I, se encuentra
la dirigida a un personaje de ficción, Pavel Ivánovic Cicikov, de la obra Las almas muertas, de Nicolai Vasilevic Gogol.
Es posible que el tal
Cicikov sea un personaje de ficción, pero desde luego, está claro que hay otros
personajes de los que se podría decir mucho, menos que sean de ficción y que no sean unos vivos.
Créditos:
Extracto del inicio de la
carta dirigida a Pavel Ivánovic Cicikov,
de la obra Ilustrísimos Señores, del
Patriarca de Venecia, Albino Luciani,
según traducción de José L. Legaza y otros, publicada en la Biblioteca de Autores Cristianos, tomado
de la décima edición de la obra, publicada la Vigilia de la Inmaculada
Concepción de Nuestra Señora de 1978 (pp. 139-140).
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