Dentro de diez semanas
está previsto que suceda un gran fenómeno de conjunción planetaria en Valencia.
Es posible que a estas alturas de la conjunción, ya haya quien haya comido
paella elaborada con madera, no de haya, sino de naranjo.
Para evitar que tan
digno, ilustre y civilizado momento gastronómico no sea adecuadamente
disfrutado, a continuación expongo un breve manual, que oportunamente me llegó
por correo electrónico el jueves (es decir, justo las diez semanas antes de la
conjunción), no de elaboración, sino de degustación, lógicamente y como toca, de
la paella de la paella.
Dejémonos de dar saltos y, como nunca mejor dicho, a
saber:
- La paella es como una caja de quesitos
en porciones. Los jugadores están distribuidos alrededor de la paella de forma
equidistante A cada jugador le corresponde solo el quesito que tiene delante de
sus narices.
- El cubierto oficial del juego es la
cuchara de metal o madera.
- Si el jugador quiere exprimir limón en
su área, deberá tener autorización verbal de sus dos vecinos, a los que
procurará no salpicar.
- El juego comienza cuando el macho
dominante de la manada dice "Vinga
que es gela l'arròs!" (Tr.: ¡Venga,
que se enfría el arroz!)
- Si la paella está buena, el elogio al
cocinero se hará de forma intermitente cada dos cucharadas durante toda la
comida.
- Los tropezones que hay en cada sector
son propiedad del jugador titular de ese espacio. Si algún elemento integrado
en su zona no es del gusto del jugador lo depositará delicadamente en el centro
de la paella para que lo disfrute otro jugador.
- Las piezas de carne cuando salen de la
paella no pueden volver, ni por partes, ni en los huesos.
- Si alguien invade el espacio de otro
jugador sin permiso, será amonestado; a la segunda ocasión, oirá aquello de
"Eres un poc fill de puta"
(Tr.: Eres un poco malandrín) y
tendrá que pagar los carajillos.
- Se entiende que un jugador abandona,
cuando apoya la cuchara en el borde del caldero y dice "Estic fart, ja no puc més!" (Tr.: Estoy harto, ¡no puedo más!) En ese
momento su zona queda franca y puede ser ocupada.
- Queda terminantemente prohibido girar
la paella para acceder a otro punto donde aún queda arroz.
- Si la paella baila alguien deberá coger
del asa para estabilizarla. El/los jugador(es) que se ocupen de este cometido
recibirán elogios del resto, que se emplearán a fondo para mantener siempre
llena la copa de vino del esforzado estabilizador durante toda la comida.
- Cuando se toca hierro con la cuchara,
en las postrimerías de juego, los valencianos se enfrentan al "Socarrat", es un momento glorioso
donde el nerviosismo cunde. El frenesí es tal, que aquello parece a una
prospección petrolífera. Los que no participan en el festín deben relajarse y
esperar el postre.
- La partida acaba cuando los jugadores
se retiran o ya no queda nada en el caldero, señal indiscutible que estaba
buena o había mucha hambre ó...........ERAN LAS 16:30h. (A esa hora todas las
paellas están buenas).
AMUNT.
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