La realidad de que
España, como Portugal e Italia, defendiera la Contrarreforma tuvo, entre otras
consecuencias, que se quedaran… a la luna de Valencia.
Como ya se ha comentado
en estas páginas, la causa de la reforma… del calendario juliano fue la
apreciable diferencia que se estaba notando con el tema del equinoccio de
primavera en relación con el calendario.
El caso es que reunida la
comisión científica al efecto, y estudiado el tema, se resolvió que los años
bisiestos seguirían siendo cada cuatro años, aunque los años de final de siglo sólo
serían bisiestos si eran divisible por 400.
De este modo, gracias al
avance científico, Inglaterra y sus colonias (lo que incluye Escocia e Irlanda)
hicieron la reforma del calendario juliano (prescindiendo de los días del 3 al
13 de septiembre, ambos incluidos) el año 1752. Suecia (que entonces incluía a
la actual Noruega) y Finlandia siguieron tal avance al año siguiente.
Naturalmente, son
insidias y calumnias todas esas informaciones que dicen que el cambio del
calendario juliano, tras estudios científicos, tuvo lugar casi dos siglos antes
en los países ¡católicos!, siguiendo una sugerencia (en forma de Bula) de un ¡Papa!
Nota:
Según me he enterado hoy,
cierta persona ha manifestado que ha “decidido pasar
la Pascua alejado de eso que Thomas Hardy denominó el mundanal ruido”. Ignoro
qué le habrá hecho a esa persona Fray Luis de León para ningunearlo (siendo, se
supone, ambos españoles), pero sí aprecio una cierta confusión con el
calendario (¡ay, estos católicos!), pues aunque el artículo lleve fecha del miércoles
día 4, el autor ya estaba ‘desconectado’ , al menos de su programa, una semana
antes.
Créditos y nota aclaratoria:
Fotografía de la Luna llena del pasado día
6, Jueves Santo, del autor. El bulto que se aprecia debe de ser algún efecto óptico
derivado de la forma del cristal sobre el que se reflejaba la Luna (pues es en
realidad un reflejo); quiero decir, que no semeja la barriga de nadie, creo.
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