lunes, 23 de abril de 2012

Ingenio e hidalguía

Y así debe de ser mi historia, que tendrá necesidad de comento para entenderla.
- Eso no –respondió Sansón–; porque es tan clara, que no hay cosa que dificultar en ella: los niños la manosean, los mozos la leen, los hombres la entienden y los viejos la celebran; y, finalmente, es tan trillada y tan leida y tan sabida de todo género de gentes, que apenas han visto algún rocín flaco, cuando dicen: «Allí va Rocinante». Y los que más se han dado a su lectura son los pajes: no hay antecámara de señor donde no se halle un Don Quijote: unos le toman si otros le dejan; éstos le embisten y aquéllos le piden. Finalmente, la tal historia es del más gustoso y menos perjudicial entretenimiento que hasta agora se haya visto, porque en toda ella no se descubre, ni por semejas, una palabra deshonesta ni un pensamiento menos que católico.

Créditos:
Extracto del Capítulo III del Libro II de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes y Saavedra
Ilustración de Antonio Mingote, relativa a la escena narrada.
Tomados ambos de la edición realizada por Editorial Planeta, con motivo del cuarto centenario de la publicación de la novela, según edición y notas de Martín de Riquer, ilustrada por Antonio Mingote (tomo 5, pp. 852-854).

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