“Incluso los editores, los tipos que imprimen los libros, no se dan
cuenta de lo que estoy haciendo por ellos. Algunos se resisten a darme crédito
porque vendo los libros por lo que valen y no por los precios que ellos les
ponen. Me escriben cartas sobre la política de los precios fijos y yo les
respondo hablándoles de mi política del mérito fijo. Que publiquen un buen
libro y ya verán cómo lo vendo a buen precio. ¡Eso les digo! A veces creo que
nadie sabe tan poco sobre libros como los propios editores. Aunque supongo que
es algo natural. La mayoría de maestros de escuela no conoce bien a los niños.”
Y todo esto, sin necesidad de internet ni de e-books.
Créditos:
Extracto del capítulo 4 de La librería
ambulante, de Christopher Morley, según traducción de Juan Sebastián Cárdenas,
cuya primera edición de enero de 2012 se ha publicado como número 42 de la
colección Largo recorrido, por la editorial Periférica (pág. 43).
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