“Era ya cerca de la hora
sexta cuando sse oscureció el sol y toda la tierra quedó en tinieblas hasta la
hora nona. El velo del Santuario se rasgó por medio y Jesús, dando un fuerte
grito, dijo: «Padre, en tus manos pongo mi espíritu.» Y, dicho esto, expiró.”
“Al ver el centurión, que
estaba frente a él, que había expirado de esa manera, dijo: «Verdaderamente este
hombre era hijo de Dios».”
Créditos:
Transcripciones del Evangelio según San Lucas (23, 44-46) y del Evangelio
de San Marcos (15, 39), tomadas de la Nueva Biblia de Jerusalén, revisada y
aumentada, editada en 1998 por Desclée De Brouwer.
Fotografía del cuadro Calvario,
con estas frases de los Evangelios, de Lucas Cranach, de 1538, en el Museo de
Bellas Artes de Sevilla, de enero de 2011, del autor.
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