domingo, 29 de julio de 2012

Un cisne que carraspea

Hans Neuenfels ambienta irónicamente la acción en un laboratorio, con el coro como ratas de experimentación. La decoración escénica es funcional, luminosa y de líneas claras; (…) Prescindiendo del disfraz ratuno, los tres vídeos superfluos y ciertos tics ácratas irónicos, podría decirse que este montaje de Neuenfels es esencialmente tradicional.

Este párrafo de la crónica de Ovidio García Prada publicada hoy en ABC, en relación con la puesta en escena de Lohengrin, en el marco del Festival de Bayreuth de este año, no me deja claro si la fotografía que la acompaña y que se reproduce junto a estas líneas, mostrando lo que parece un grupo mal vestido de medianos de la Comarca, se corresponde con la representación de este año.

En todo caso, diga lo que diga don Ovidio, saco la conclusión de que el montaje es “esencialmente tradicional” porque Lohengrin sigue siendo el caballero del cisne, Elsa una dama, Telramund un intrigante, y Ortrud una bruja. Y pare usted de contar.

¿Alguien me puede explicar cómo se acepta que haya disfraces de tal guisa sobre escena, mientras se crea el ambiente correcto con el delicado son de la orquesta?

Créditos:
Fotografía de Enrico Nawrath, facilitada por el Bayreuther Festspiele, publicada hoy por ABC, y tomada de la hemeroteca del autor.
Extracto de la crónica arriba referida.

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