Hoy se cumplen mil
doscientos y un meses de la creación del Patronato para el Museo Nacional de Pintura y Escultura, o sea, para entendernos, el Patronato del Museo del Prado.
Dado el ambiento general
que invade España (antes, ‘Estepaís’), la propuesta económica lógica es decidir
la disolución del Patronato, y que sus labores, las haga el funcionario de
turno.
Debo decir que no estoy
de acuerdo con ello.
La situación no está para
medias tintas. Se ha demostrado que la iniciativa privada hace y desarrolla
sus iniciativas mucho mejor que la iniciativa pública. Como ejemplo, ahí están
los museos privados.
Así pues, mi propuesta
es, no sólo disolver el Patronato, que es lo fácil; no sólo privatizar el Museo
del Prado, que es algo más complejo; sino que, una vez privatizado, se saque a pública
subasta su contenido (subiendo para ese día el tipo de IVA aplicable a estas
transacciones, o creándolo nuevo si no lo hay), cobrar el incremento de
patrimonio que haya obtenido el vendedor, y una vez resuelto todo… se reedita
la desamortización de Mendizábal, pues si se le pudo hacer a la Iglesia, por qué
no a unos cuantos particulares.
Nos quedábamos como estábamos,
pero el Erario habría ingresado un montón de dinero.
Y si alguien se queja, se
le envía unos cuantos inspectores de Hacienda. Que seguro que tendrán para
rato.
(Bueno, todo esto, sin ánimo
de ofender, don Diego.)
Créditos:
Fotografía de la estatua
dedicada a Diego de Silva y Velázquez, ante la fachada principal del edificio
del Museo del Prado, en Madrid, en noviembre de 2007, del autor.
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