Hace dos días, como quien dice, se anunció,
en la Universidad de Harvard, lo que vendría a ser conocido como Plan Marshall,
por el nombre de su promotor, el General George Marshall, que fue quien hizo la
propuesta, a la sazón, Secretario de Estado en el Gobierno de Harry S. Truman.
“Terminada la II guerra mundial, regresé
a Europa, en 1948, con Averell Harriman, para poner en marcha el Plan Marshall
(del que España, como cabía esperar, quedó excluida, a pesar de que todos los
países comunistas de la Europa oriental fueron invitados a participar, aunque
no participaron porque Moscú les impuso su veto), y leí un análisis de la
situación en que se encontraban todos los países de la Europa occidental. De
España se decía que estaba afectada, desde hacía seis años, por una tremenda
sequía, y que si no recibía una ayuda exterior masiva, el régimen imperante en
España se derrumbaría inexorablemente, antes de un año. Pensé que el analista
conocía muy poco a los españoles. También se decía, en compensación, que
España, incluso en el caso de no recibir ayuda de los Estados Unidos, ofrecería
resistencia, si era atacada por los soviéticos. Sólo de otra nación europea se
decía lo mismo: Inglaterra.
La exclusión de España del Plan Marshall
revelaba a las claras la hostilidad de que este país era objeto. El régimen del
general Franco era el pretexto para este trato desigual. Penosamente y
despacio, sin ayuda exterior, España se levantó de su postración, y comenzó a
transformarse en un país europeo moderno.
Cuando, en 1951, llegué a Europa, con el
general Eisenhower, para establecer el Mando Conjunto de la Organización del
Tratado del Atlántico Norte, se percibía claramente esa hostilidad contra
España en muchos europeos, principalmente los socialistas. Querían boicotear a
España, a pesar de que les constaba que no sería el general Franco quien pasaría
hambre. (…)
En mi opinión personal, la hostilidad con
que muchos gobiernos trataron a España contribuyó en gran medida a fortalecer
el régimen de Franco, en méritos del profundo y arraigado sentimiento nacional
de los españoles, y ayudó a mantener al Caudillo en el poder hasta su muerte.
El presidente Truman, como buen baptista,
era hostil a España. Los presidentes Eisenhower y Nixon nunca lo fueron. (…)
Muchos de aquellos que combatieron a
España durante aquellos años procuraban disfrazar su hostilidad como si solo estuviera
dirigida contra el régimen de Franco, cuando, en realidad, tenía raíces mucho más
profundas.”
En realidad, no fue hace dos días cuando
se anunció el Plan Marshall, sino que hace dos días, César Vidal Manzanares se
marcó una perorata en los micrófonos de En casa de Herrero (ante al ausencia de éste),
con la excusa de que dos días antes había sido el aniversario del discurso del
General Marshall (día en el que también lanzó su proclama, en el mismo
programa, en presencia de su titular, aunque con una intervención grabada como
suele hacer en estos casos de recordar algún suceso histórico).
Naturalmente, quedó claro que el único motivo
de que no se incluyera a España en las acciones del Plan Marshall, tanto en la
breve proclama (min. 17:26 y ss.) como en la más extensa perorata, fue la oposición de los obispos católicos a la única condición que pedía
el bueno de Truman: una tímida apertura para la libertad religiosa.
Y eso que según este mozo, el Plan era
para frenar el comunismo. Pues menos mal que el maquis fue derrotado, porque si
no, el baptista se hubiera lucido.
(Del historiador y su mercancía, no digo nada, que luego
todo se sabe.)
(De momento.)
Créditos:
Extracto del capítulo España, de la segunda
parte de Misiones discretas, libro de memorias del General Vernon A. Walters,
según la traducción de Andrés Bosch, en edición de Planeta de septiembre de
1981 (pp. 320-321).
Fotografía de la placa que, en francés,
recuerda el medio siglo de la puesta en marcha del Plan Marshall, en la fachada
del Hotel Tayllerand, en París, de septiembre de 2008, del autor.
Respecto a la cuestión religiosa, esta mañana escuché en la radio (no recuerdo ahora si a FJL o a Carlos Herrera -a alguno de sus contertulios, quiero decir) que la principal oposición estos días de atrás a conceder el "rescate financiero" a España procedía de países como Finlandia, donde el luteranismo estaba empujando hacia un antieuropeísmo radical, o una separación completa entre la Europa protestante y la católica (vaga, aprovechá, despilfarradora...).
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